Las elecciones en Brasil se celebran este domingo 2 de octubre de 2022. Además de presidente y vicepresidente, se votará por candidatos a senadores, diputados, gobernadores y legisladores provinciales.
Si es necesaria una segunda vuelta en las presidenciales, se llevaría a cabo el día 30 de este mismo mes. Unas 156,4 millones de personas podrán votar en estos comicios, según el Tribunal Electoral.
En Brasil el voto es obligatorio para los ciudadanos de entre 18 y 69 años; es opcional para analfabetos, jóvenes entre 16 y 17 años y para los mayores de 70 años.
Los brasileños que residen en otros países pueden votar para presidente y su compañero de fórmula, pero deben inscribirse.
Hay 12 candidatos presidenciales. Jair Bolsonaro (Partido Liberal), Luiz Inácio da Silva (Partido de los Trabajadores), Ciro Gomes (Partido Laborista) y Simone Tebet (Movimiento Democrático) muestran apoyos en las encuestas. Otros ocho parecen no tener oportunidad. Todo apunta a una segunda vuelta entre Lula y Bolsonaro.
Bolsonaro busca la reelección. En cambio, Lula da Silva fue presidente en 2003 y fue reelegido hasta 2010. Este sería su tercer mandato.
Antes de ganar su primera elección presidencial, el sindicalista se había candidatizado en tres oportunidades en las que perdió.
En abril de 2018, Lula ingresó a prisión por 580 días. Fue condenado por corrupción. Pero en noviembre de 2019 fue liberado; la Justicia determinó que el magistrado que lo sentenció no tenía competencia y no fue imparcial.
Los sondeos dan como ganador a Lula, pero Bolsonaro ha ido acortando la brecha. Un análisis de la firma Nexo sobre encuestas disponibles ubica a Lula con 43,5% de los votos y al actual Presidente con 35%. En casi ninguna medición Lula obtiene más de 50%, que le permitiría ganar en primera vuelta.
Desde 1996, las elecciones en Brasil se realizan con voto electrónico. Antes los brasileños lo hacían con papeletas. Marcar una casilla o escribir el nombre del candidato complicaba los escrutinios.
El programa no está conectado a Internet y resultó ser muy seguro. Cuando termina la votación se retira la tarjeta de memoria de cada urna y se lleva a la oficina electoral, que transmite los datos a Brasilia.
El voto electrónico no suele generar suspicacias, pero Bolsonaro se dedica a sembrar dudas.
Propuestas
En sus discursos, Lula da Silva apunta contra la situación actual de Brasil, donde se registran récords de pobreza, hambre y desempleo. Promete “reconstruir” el país. Como en otras campañas, tiene como banderas la igualdad, la democracia, la soberanía y ha agregado un fuerte impulso ambientalista. Además, promete combatir el atraso educativo.
El punto fuerte de Bolsonaro ha sido la crítica continua a su principal oponente, señalando los que considera errores de sus gestiones pasadas. Asegura que le dará continuidad a su gestión política, que entiende generó crecimiento empresarial en el país. Seguirá, dice, reduciendo burocracia y mejorando la eficacia del gasto público.
Bolsonaro promete mantener valores tradicionales: Dios, patria, familia, vida y libertad”.
Mientras un informe de Humans Rights Watch señala amenazas al sistema democrático por las declaraciones del Presidente contra el sistema electoral. También, que Bolsonaro omite recomendaciones científicas para evitar la propagación del virus de covid-19.
En el ámbito social, la investigación remarca que las muertes causadas por policías llegaron a cifras récord. “Casi 80% de las víctimas fueron personas negras”.
Anivel ambiental, el informe advierte que la deforestación sigue asolando la selva tropical amazónica. Los pueblos indígenas y otras comunidades que defienden la selva fueron blanco de ataques.
Grupos de apoyo
Lula da Silva lidera los sondeos entre los más pobres y los jóvenes. Una campaña de concienciación en las redes sociales consiguió movilizar a una generación bastante alejada de la política. El número de jóvenes dispuestos a votar aumentó 47% respecto de las elecciones de 2018.
Según una encuesta del instituto Datafolha, el 54% de quienes tienen entre 16 y 24 años apuesta por Lula, 30 puntos más que los que prefieren a Bolsonaro.
En cambio, para Lula es difícil conectar con el sector empresarial y con los evangélicos. Esta semana, Lula se reunió con 140 empresarios buscando acercamientos.
Asimismo, se prevé un voto más repartido que en 2018 entre los evangélicos. Ese año, siete de cada diez votaron por Bolsonaro. Suman 65 millones de fieles.