El tráfico de las 18:00, con trancones que duran hasta 15 minutos, sobre la calle Colón, en el centro de Guayaquil, da cuenta de que la ciudad está reactivada.
Junto a la vía, cerca del malecón 2000, está la bahía con 13 000 puestos de venta que emplean a unas 15 000 personas. A esta hora, la voz de los vendedores informales que expenden todo tipo de productos se une al ruido del paso de automotores. Venden con miedo. Sí. Miedo porque Guayaquil está considerada entre las 50 más violentas del mundo, según el estudio del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México.
Pero pese al nivel de inseguridad que se vive, sus anocheceres tienen matices de reactivación: la bahía abre hasta cerca de las 20:00.
Ahí Pedro Beltrán, vendedor ambulante de botellas de agua, pasó de ganar USD 10 al día en 2020 a casi USD 20 en este año.
Pero debe lidiar con la delincuencia: “Aquí, donde estamos parados (calle Colón) me arrancharon mi celular hace dos semanas. Ahora nos roban hasta a los pobres”.
Franklin Coloma es el abogado del Frente de Comerciantes de la Bahía.
Cuenta que para sostener la reactivación han tratado de hablar con autoridades para que intensifiquen los operativos en el sector, pero el problema continúa. Vanessa Flores tiene un puesto de zapatos.
Con una sonrisa esbozada expone que en 2020 se iba a su casa sin una venta y ahora tiene un promedio de seis pares vendidos al día, lo que representa un ingreso de USD 50.
Comercio, el más activado
Para Ángela Andrade, corredora de bienes raíces, la ciudad está completamente reactivada.
Cita la calle Panamá, que pasó de estar completamente apagada a ser una zona peatonal con 16 locales gastronómicos.
También comenta que desde el 2021 hubo un repunte de la demanda de locales en la Nueve de Octubre, ahí obtuvieron el permiso para colocar sillas en los exteriores.
Esta decisión municipal no convence a Marcos Suárez, de 52 años. “Imagínese que me siento y me asaltan. Ahora como hasta matan en cualquier lugar. Prefiero adentro del local”. Desde junio, las noches se ponen frías, envueltas en vientos que dan paso a la época seca.
De allí que es más notoria la vida nocturna. Esto se palpa en esta avenida principal del centro con 21 cuadras y 1 300 propiedades, la mayoría comerciales. En este sector prolifera el comercio informal, incluso después de las 20:00, cuando empiezan a cerrar los locales de electrodomésticos.
Pese a la presencia de la Policía metropolitana, un agente que no quiso identificarse reconoce que hay arranches y, a veces, consumo de droga. Roxana Poveda, de 27 años, dejó de sacar su celular, de salir, comer fuera o ir a bares por miedo, tras sufrir un robo en la calle Boyacá.
Hizo una excepción para ir a Puerto Santa Ana, otro sitio con repunte económico. Estaba haciendo un trámite y decidió tomarse un café, pero para regresar a casa, en Sauces 3, llamó a un taxi de confianza.