En este año, primero fue el aluvión en Quito y hoy las secuelas de la invasión demencial de Rusia a Ucrania. Han sido unos infames quienes aprovechan las tragedias y el dolor humano, de familias y estudiantes, para tratar de capitalizar sus ambiciones polÃticas. En lugar de construir sociedades justas, democráticas, solidarias, que propendan a la unidad interna alrededor de objetivos e intereses comunes, se presentan lÃderes del mal que propician la guerra, la confrontación, la destrucción, la polarización, el odio entre la gente, que se reflejan en las mentiras que ponen en redes sociales.
Supuestos izquierdistas que hablan de los pobres pero viven como ricos, que viajan por el mundo en aviones privados, a vista y paciencia de los ingenuos, y que hoy justifican la invasión a Ucrania. Para unos casos defienden la libre determinación de los pueblos y rechazan la injerencia y los bloqueos, pero sà valen los atropellos e invasión de Rusia.
Ese modelo polÃtico caduco e ineficiente, que no soluciona los problemas de la gente, se replica en paÃses que han fracasado y que han llevado a la pobreza y la miseria a la gran mayorÃa de sus ciudadanos, salvo los que disfrutan del poder desde los comités centrales del gobierno único (Cuba, Venezuela y Nicaragua). Basta revisar sus pésimos indicadores económicos, sociales, de desarrollo humano, de falta de transparencia, en contraste con los altos niveles de corrupción, persecución, violación de las libertades y DD.HH., e incluso vÃnculos con el narcotráfico y crimen organizado.
En el caso ecuatoriano, hay quienes pretenden dar lecciones de moral luego de haber protagonizado un gobierno lleno de corrupción, despilfarro, autoritarismo, abusos de poder durante una década y hoy añoran volver como si nada habrÃa pasado y para ello lideran una acción desestabilizadora para tomarse los organismos de control, buscar impunidad y la revisión de sentencias condenatorias por delincuencia organizada e irregularidades comprobadas en procesosjudiciales.