Este espacio en el sur, que surgió con viviendas idénticas, se convirtió en cuna de diversidad, arte y variedad de propuestas.
El Taller es una de estas iniciativas locales, con corazón ‘skater’, compromiso social y generación de emprendimientos. Las piruetas en el parque El Laberinto fueron el vínculo para arrancar con esta propuesta.
Daniel Sozoranga, oriundo de Saquisilí, ha vivido 25 de sus 32 años en el sector, que se planificó desde finales de los 60 y se construyó en los 80. Él patina desde los 12. Con el tiempo fue a vivir a Ambato, se capacitó y volvió a Solanda; ahí, junto con su hermano Alex Carrera, creó una línea de zapatos para este grupo urbano, Free Footwear. El negocio está en Turubamba y se difunde por redes sociales.
El paso siguiente fue replicar la experiencia y los conocimientos con jóvenes de Solanda, ir más allá de las ruedas. Así, hace poco más de dos años, a un costado de El Laberinto fue tomando forma El Taller. Aquí, Daniel capacita a jóvenes en serigrafía, suelda básica y ya comenzaron con la fabricación de tablas para skateboarding.
Cambio en el entorno
En el lugar, las paredes dan cuenta del arte y de los orígenes de Los Guambras. Las herramientas se encienden para crear.
Los 13 miembros de planta del grupo ya crean camisetas con diseños propios, rótulos y más. A la par, han adecuado el parque y una de las canchas con elementos para la práctica que los juntó.
El skateboarding tiene su origen a finales de los 40, con las raíces del surf. Con los años se fue perfeccionando y adoptó características distintivas. No han faltado los detractores, como también lo han vivido los jóvenes del sur de Quito.
En Los Guambras, además de los integrantes fijos hay otro grupo que también se nutre de las experiencias y aporta con otras. Pero aun no arranca con la generación de emprendimientos. A la meta se unió la esposa de Daniel, Karla Mejía, con quien tiene tres hijos.
Para el precursor de El Taller, este es un semillero que justamente incluye el impulso de marcas, para que los participantes puedan contar con medios de ingresos. Los cursos son gratuitos, se difunden por redes y únicamente se contemplan aportes voluntarios para impulsar las iniciativas. Uno de los soportes para continuar es el emprendimiento de Daniel y Alex.
En este 2022, además, desarrollaron cursos vacacionales para niños, que incluyeron la práctica del skateboarding, fotografía, pintura, excursiones, etc.
Víctor Silva, de 22 años, es uno de Los Guambras. Patina desde los 12 y es vecino de Solanda desde los 5. Combina su gusto por las ruedas con la formación en la Facultad de Artes de la Universidad Central, donde también estudia Christian Lascano, otro de los miembros.
Ellos comparten el objetivo de llegar a tener un negocio potente que les permita, además de seguir con sus estudios, afianzar sus proyectos de vida. Por ejemplo, Josué Apunte, de 18 años, sueña con ser abogado. Por ahora cursa el bachillerato y comercializa ropa.
Hay dos corrientes principales de skaters: callejeros, que practican en entornos urbanos; y ramperos, que van a parques diseñados y construidos para la actividad.
Los Guambras, en cuyas filas hay cuatro mujeres, han pasado por ambas. La mayoría conserva una amistad que nació en la infancia, en las calles de Solanda, donde se fortaleció su hermandad, su pasión y, a la par, las ganas de contar con un espacio. Es así como El Taller, que los recibe a diario a partir de las 08:00, se fue levantando.
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