Hace ocho años, a la fotógrafa Sara Roitman le nació la idea de realizar un festival del cine para recordar el Holocausto durante el surgimiento del nacionalsocialismo. Durante cinco días, en el cine Ocho y Medio se proyectarán películas clásicas y contemporáneas, sobre ese oscuro episodio de la historia del siglo XX, sino que es algo que se repite. Por eso, es una fractura del siglo, no solamente del pasado, sino del presente.
Roitman junto con Rafael Barriga están a cargo de la edición de la octava edición del festival de cine La fractura del siglo. Ambos conversan con EL COMERCIO sobre el festival, el holocausto, los conflictos contemporáneos.
¿Cómo nació la idea de hacer este festival?
Sara Roitman: No fue algo premeditado. Me habían llamado de una universidad para ver su puedo dar algunas charlas sobre arte en tiempo del Holocausto para los estudiantes de maestría. Pero no era mi campo y no podía hacer eso, pero les dije que podía pensar en algo que sea más interesante.
¿Sintió algún conflicto?
Sara: Me había imaginado una sala de estudiantes, todos aburridos, viendo el teléfono, durmiendo y pensé que el medio adecuado es el cine. Me pareció buena idea. Hablé con Mariana Andrade (del 8 ½) y le encantó la idea. Vuelvo a la universidad y el decano no estaba interesado. Creo que querían un evento con todo el cuerpo diplomático, con la universidad, gente del gobierno, en donde algunos hablan y se van. Sin embargo, a mí me quedó la idea y volví donde Mariana. Le dije que no solo tratemos el holocausto, sino también de sus efectos, qué pasa hoy en día con el Holocausto.
¿Cómo fue ese proceso inicial?
Sara: Empezamos a buscar material y lamentablemente te sorprende todo lo que hay. Son como espejos de cosas que pasaron en la Segunda Guerra Mundial y en Latinoamérica. Hacemos algo que responda al Holocausto, como entender que es importante mantener una memoria para nuestra historia en general.
Ese es uno de los temas más complicados cuando se revisan genocidios, desapariciones forzadas desde el Estado. Muchos dicen que hay que olvidar y perdonar…
Rafael Barriga: No creo que hay que olvidar ni perdonar. No lo vemos así desde La fractura del siglo. Esto nació con la idea de la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas del Holocausto, pero fue creciendo año a año y las inquietudes se complementaron unas con otras. En un momento determinado no eran solo películas o cortometrajes, documentales o ficciones, que tienen que ver específicamente con el gran Holocausto, con los efectos del nacional socialismo, en el siglo pasado. Empezamos a presentar películas que hablan de grandes temas, de esa gran fractura, por ejemplo, de las desapariciones, las dictaduras, los gobiernos tiránicos en cualquier lugar del mundo incluyendo América Latina. No han faltado películas latinoamericanas a lo largo de los ocho años, ni tampoco han faltado películas ecuatorianas y algunas que tienen que ver con esto que llamamos fracturas políticas.
¿Qué entendemos por fracturas?
Sara: El mundo nunca volvió a ser el mismo. Antes y después de la II Guerra Mundial, se generó una gran fractura a nivel humano, de países. Hoy en día estamos en plena fractura del siglo XXI. No nos alcanza las manos para descifrar qué está pasando hoy en día. Creo que Fractura es un buen nombre.
Rafael: Hay eventos políticos, sociales, económicos del mundo que hace que las cosas, las sociedades cambien de un momento para otro. La gran fractura del siglo XX, quizás a nivel global o mundial, fue justamente la II Guerra Mundial, la emergencia del nacional socialismo, el Holocausto. Eso creó muchas otras cosas: la Guerra Fría, el bloque comunista, los aliados de Estados Unidos, pero vemos que a un nivel más local o regional también hay esas fracturas. Quizás el covid-19 es una fractura, que hizo que lugares y sociedades cambien de un lugar a otro.
¿Cuál sería nuestra fractura contemporánea?
Rafael: Ahora mismo estamos presentando una película que tiene que ver con eso, es una película ecuatoriana, ‘El retorno’, dirigida por un realizador de Sarayacu, Eriberto Gualinga. Es fantástica y parte de los documentales que cada año presenta el periódico inglés The Guardian. Es la crónica de cómo en Sarayacu enfrentaron el covid-19: internándose más en la selva, escapando, un éxodo de la comunidad hacia lugares donde ellos creían estar más seguros. Hay la fractura del siglo en las películas que escogemos una dosis de contemporaneidad, también hay una dosis de memoria. Lo importante de la memoria, lo importante de no olvidar, lo importante de recordar sucesos que pasaron. Creemos que la historia es importante, pero también cosas contemporáneas, cotidianas.
Un pasado que se repite con las experiencias de dictaduras sangrientas en América Latina…
Sara: ¿De dónde viene, cuál es la raíz de todo eso de lo que ha pasado en Latinoamérica? Viene de ese gobierno de ultra derecha, fascista.
Rafael: Ahora la ultraderecha, en algunos lugares del mundo, incluyendo en América Latina, empieza a tener una aceptación, como lo de Bolsonaro, o países europeos como Italia o Francia.
Sara: Hay que tomar en cuenta que esto no es un proyecto para los judíos o para la comunidad judía del Ecuador. Partimos de la idea de que el holocausto no ha sido solamente judío. Hubo millones de personas que fueron cremadas, que eran ese otro.
Rafael: Dentro de esas historias también nos interesa contar cómo esa fractura desde el siglo XX afectó al Ecuador y cómo se vivió. Vamos a recordar a un ex diplomático ecuatoriano, José Ignacio Burbano. Estuvo acreditado en Bremen, Alemania, en 1938 y 1939. En Ecuador había una dictadura militar en pro nazi. Mucho después Ecuador declara la Guerra a Alemania, pero en ese año la dictadura militar emite un comunicado a sus diplomáticos diciendo no se les ocurra darles la visa a las personas de raza judía. Vamos a mostrar los documentos, abrir los archivos de José Ignacio Burbano.
¡Qué importante es Burbano en la historia!
Rafael: Lo que hizo el diplomático fue desobedecer al ministro de Defensa y otorgó 40 visas familiares. Esto sumaba casi 120 personas para que puedan venir a Ecuador y salvarse. Esta es una historia del holocausto que tiene que ver con Ecuador.
¿Cómo será el evento?
Sara: Vamos a conversar con la nieta de Burbano, María Amelia Viteri. Ella ha estado realizando una amplia investigación. Vamos a ver quién era este hombre, por qué hizo eso. Para ingresar tenían que declararse agricultores, porque eso necesitaba Ecuador. Solo dejaba ingresar a aquellas personas que declaraban que tenían una profesión y había una lista de profesiones, entre ellas agricultores. Eso hizo Burbano, forjó documentos en los que aseguraba que eran agroindustriales.
¿Y qué tal es la recepción de la gente?
Rafael: Es fantástica porque todos los años se llena con muchos comentarios sobre las películas que presentamos. Lo más importante que la gente sale con una idea buena en la cabeza, sale a reflexionar, creo que Sara, Mariana, y yo creemos que el cine sirve para reflexionar, el cine tiene la misión de comunicar.
Películas de diferentes épocas…
Rafael: Tenemos una mente abierta. Son películas clásicas, contemporáneas, documentales, ficciones, de diferentes lugares del mundo. Este año tenemos tres secciones estructuradas. Por una parte, historias de la shoah que son películas específicamente, sobre holocausto, Segunda Guerra Mundial. Vamos a abrir con la película ‘La lista de Schindler’ de Spielberg, que además cumple 30 años desde su estreno.
La otra es una sección que la llamamos Relatos, y habla de otros mundos, de estar más lejano, también discriminaciones.
La tercera sección es Actualidades, películas sobre lo que pasa ahora mismo como la de Donbass sobre el conflicto en Ucrania, de un gran director ucraniano que habla de relación entre rusos y ucranianos antes de la Guerra.
Sara: La invasión a Crimea, que el mundo no tomó en cuenta y eso les dio el visto bueno.
Y aunque muchas puedan verse en streaming, la experiencia de la pantalla grande es necesaria…
Rafael. Ahora el cine se volvió un lujo ver películas en pantalla grande, la emergencia de las plataformas le da más poder al cine. Una cosa es ver en el celular y otra en una pantalla grande.
Sara: siempre hay gente que le gusta el cine. Tiene poder en todas las generaciones. Los niños también buscan la experiencia ver películas en pantalla grande.
Siempre se dijo eso: el cine es el fin de literatura; la televisión el fin del cine, lo mismo el streaming. Pero eso permite, por ejemplo, que haya un Kafka, un Joyce y ya no la novela decimonónica. Las invenciones tecnológicas anuncian siempre el fin de algo, pero nada muere del todo…
Rafael: Las plataformas obligan al cine a reinventarse y asistimos a eso. Por el momento, películas en el cine y plataformas comparten espacio. Llegará un momento que plataformas tendrán una estética y las películas otras.
Sara: Hay que tomar en cuenta la gente llena salas de cine. Es una reacción ante la pandemia. Y eso no va a parar. Es interesante mantener ocho años este festival. Cuando hicimos el primer año no se sabía si tendría continuidad, conferencias. El cine es más interesante que una conferencia. Y ahí empezó todo.
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