El escritor ecuatoriano Francisco ‘Pájaro’ Febres Cordero presentará su nuevo libro ‘Pasiones de un hombre bueno’ este jueves 23 de julio del 2020. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
Benjamín Carrión (1897-1979) fue un viajero incansable. Emprendió travesías trepado en el lomo de un caballo, en el asiento de un automóvil, tren o avión, en el camarote de un barco y a través de los libros. Unos viajes lo marcaron más que otros, pero todos contribuyeron para que se convierta en una de las figuras icónicas de la cultura ecuatoriana del siglo XX.
Los detalles de esas travesías físicas e intelectuales realizadas por Carrión son narrados, con un tono íntimo y familiar, en ‘Pasiones de un hombre bueno’, el nuevo libro que Francisco ‘Pájaro’ Febres Cordero publica con Ediciones El Nido. El libro se presentará este jueves 23 de julio del 2020, a las 19:30, a través de las redes sociales de Mr. Books.
En su forma, el nuevo ‘trino’ literario del ‘Pájaro’ tiene la apariencia de un diario de viajes, que incluye una imagen del pasaporte aéreo de Carrión y un puñado de postales en blanco y negro de su vida; y en su fondo -el narrativo- la de un retrato familiar, en el que se da cuenta de varios pasajes de la vida cotidiana de un hombre del que, como sostiene el propio autor en el prólogo, ya se ha escrito todo.
En este libro, el ‘Pájaro’ desgrana la vida de Carrión desde la historia oficial, todo lo que se ha escrito sobre el autor de ‘Cartas al Ecuador’, y desde la reactivación de su memoria personal -está casado desde hace décadas con Catalina Carrión, una de las nietas del autor lojano-.
Memorias que se remontan al día en el que conversó con Carrión por primera vez en su casa de Bellavista, hasta la noche en que entró a uno de los cuartos de la clínica Pasteur para despedirse de él, horas antes de que falleciera.
Rememorando el día en el que lo conoció dice: “Era una mañana luminosa de un sábado veraniego. Él se protegía del sol con una boina negra, pero no fue eso lo que me llamó la atención: fue su sonrisa. Una sonrisa ancha, generosa, que hacía que los párpados se le achicaran, lo cual daba la impresión de que también sonreía con los ojos”.
Descripciones como estas van tejiendo una narración que se entrelaza con pasajes de la vida familiar y profesional de Carrión. Desde sus años de infancia en Loja, pasando por su arribo a Quito para estudiar Derecho en la Universidad Central, hasta su determinación por crear la Casa de la Cultura Ecuatoriana, institución que actualmente lleva su nombre.
Entre los pasajes más interesantes del libro están los que el ‘Pájaro’ dedica a narrar las amistades que Carrión tuvo con escritores como Gabriela Mistral, quien se convirtió en madrina de uno de sus hijos, Juan Rulfo, Miguel Ángel Asturias, Alfonso Reyes, Gonzalo Zaldumbide o Jorge Carrera Andrade; su fracaso como novelista; y su destacado papel como ensayista, un género literario, que en Latinoamérica se ha cultivado con potencia desde el siglo XIX.
En el libro también se destaca la importancia que Carrión le daba a la comunicación epistolar. Una de las misivas que aparecen en el libro está firmada por Mario Vargas Llosa. En ella, el Premio Nobel de Literatura hace una remembranza de una entrevista que le hizo a Carrión, para la televisión francesa cuando vivía en París y en ella sostiene: “Le aseguró que charlar con usted fue una de las mejores cosas que me ocurrieron mientras desempeñaba ese puesto”.
La existencia humana está poblada de luces y de sombras y la de Carrión no es la excepción. Sin embargo, en ‘Pasiones de un hombre bueno’ el ‘Pájaro’ Febres Cordero apuesta por iluminar más las primeras que las segundas. Es evidente que lo hace por el cariño que siente por un hombre que estaba convencido que la cultura no tiene que ser manejada por el Estado. Lo otro es su interés de conectar a las nuevas generaciones con el legado del autor de ‘Atahualpa’.