Los Fondos para cultura se concentran mayoritariamente en Quito

El 28,45% de los proyectos ganadores salieron de la capital. En segundo lugar quedó la Zona 8: Guayaquil, Samborondón y Durán, con el 13,07% del financiamiento.

El Ministerio de Cultura y Patrimonio entregó el pasado octubre USD 1 000 000 para la realización y ejecución de 170 proyectos seleccionados para recibir los Fondos Concursables para las Artes y Cultura, de la convocatoria 2016-2017.
De la totalidad del dinero entregado, la Zona 9, donde está solo el Distrito Metropolitano de Quito, obtuvo financiamiento para 33 proyectos (equivalente al 28,45% de los fondos entregados). La Zona 9 es donde se concentra la mayor cantidad de ganadores y es una de las tres zonas con los más altos porcentajes de financiamiento, junto a la Zona 8: Guayaquil, Samborondón y Durán (13,97%), y la Zona 6: Cañar, Azuay y Morona Santiago (11,98%).
Juan Carlos Gualle, analista del Área de Artes Plásticas de la Subsecretaría de Artes y Creatividad del Ministerio de Cultura, explica que la entrega de los Fondos Concursables depende de la cantidad de proyectos que se postulan por zona en cada convocatoria. Este financiamiento es entregado desde 2007 y tiene el objetivo de descentralizar los recursos económicos que van desde el Estado hacia la cultura.
Según la editora y gestora cultural Paola de la Vega, este criterio parte de un documento de la Declaración de México de Políticas Culturales de 1982, en el que se recomienda al Estado descentralizar los recursos y la inversión pública. El hecho de que haya más inversión en Quito tiene que ver con la diversidad de población que hay. Quito no solo acoge a artistas de la capital, sino que hay migración de todo lado y los proyectos tienen mayores condiciones para ser posibles: tienen infraestructura cultural y un movimiento consolidado”. Es decir, según la experta, es inevitable que los Fondos Concursables se concentren en Quito, pues “la distribución por zonas no responde a un criterio geográfico”.
Para la selección de los proyectos ganadores, Gualle indica que se califican cuatro criterios: calidad de la propuesta en contenidos artísticos, teóricos, curatoriales o editoriales (40 puntos); aporte del proyecto al desarrollo de las prácticas artísticas y culturales (30 puntos); planteamiento y factibilidad del proyecto (20 puntos), y experiencia del proponente y/o equipo de trabajo (10 puntos), dando un total de 100.
Dado que cada uno de los criterios tiene una valoración diferente, puede suceder que haya proyectos que tengan la misma puntuación que otros, pero que no sean elegidos porque en alguno de los criterios más importantes su puntuación sea baja. Esto pasó con el proyecto del músico Mario Godoy, en el que se proponían conciertos y talleres de pasillo y, pese a que alcanzó 90 puntos al igual que otro proyecto de Chimborazo que sí fue seleccionado, quedó fuera.
“Los miembros del comité de evaluación de cada disciplina analizan, evalúan, deliberan y seleccionan los proyectos presentados. Para este proceso se utiliza el formato denominado protocolo de selección, que contiene parámetros de evaluación de acuerdo con la información solicitada en el proyecto”, explica Gualle.
De la Vega cree que la manera de romper con esa concentración de fondos es entregar financiamiento a proyectos emergentes, pues los Concursables tienen los mencionados criterios de evaluación. “En otras zonas se presentan proyectos emergentes, que no cumplen con los procedimientos de los Fondos Concursables, pero que responden a otro tipo de necesidades”.
Mientras no haya datos de esas propuestas, explica De la Vega, no hay manera de romper la concentración. “No se han hecho diagnósticos o sistemas de información cultural que arrojen datos para que la Ley Orgánica de Cultura, el RUAC o el Cruce de Datos con el Ministerio de Trabajo beneficien la entrega de la inversión”.