Cuidadores y personal de geriátricos necesitan vacuna contra covid-19

Cindy Torres, con insuficiencia renal, cuida de su hija Mía, quien enfrenta al cáncer. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

Cindy Torres, con insuficiencia renal, cuida de su hija Mía, quien enfrenta al cáncer. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

Cindy Torres, quien padece insuficiencia renal, cuida de su pequeña hija Mía, quien enfrenta al cáncer. Por eso le gustaría ser inmunizada contra el SARS-CoV-2. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

La quiteña Cindy Torres, de 33 años, ha intentado vacunarse contra el covid-19 en tres ocasiones, pero no lo consigue. El principal obstáculo que enfrenta es su edad, porque no pertenece al grupo de los adultos mayores ni personas con discapacidad.

Pero Torres padece insuficiencia renal crónica, se somete a diálisis tres veces a la semana y espera un trasplante de riñón. También cuida a su hija Mía Herrera, de seis años.

La pequeña Mía tiene cáncer y por ello su madre pide que le ayuden a inmunizarse.

El Plan Vacunarse del Ministerio de Salud Pública (MSP) incluye a los adultos mayores, personas con discapacidad y enfermedades crónicas (cáncer, diabetes, insuficiencia renal, VIH-Sida y otros), pero no contempla a los cuidadores primarios como Torres.

Tampoco hay un registro de cuántas personas están estos grupos. Para Wilson Merino, director de la Fundación Cecilia Rivadeneira (FCR), en el país las políticas públicas fallan pues dentro de los grupos prioritarios, no se incluye ni se piensa en el entorno familiar.

Por lo general, el cuidador primario es la madre, el padre o un familiar cercano que atiende todo el tiempo a la persona vulnerable, como lo hace Torres. Su hija es inmunodeprimida y desde la pandemia redobló las precauciones.

Pese a eso, esta madre cree que un menor descuido puede ser fatal para la familia y por eso “busco la vacuna que me dará algo de tranquilidad en este momento crítico, con las nuevas variantes”.

Los niños con enfermedades catastróficas frecuentan los hospitales por las terapias o atención médica. Los acompaña uno de los padres y en esos espacios están expuestos al contagio del virus.

Además, por las medidas de bioseguridad impuestas, la madre ya no ingresa a la terapia con su niño, se queda afuera esperando. Para los pequeños es duro recibir ese tratamiento doloroso solos.

En el Ecuador hay alrededor de 32 500 niños con cáncer, 3 000 estaban en tratamiento activo, hasta antes de la pandemia. Merino conoce que a lo largo de la emergencia sanitaria hubo casos de contagios de toda la familia y con fallecidos. No tiene cifras al respecto.

Según Paz Obando, coordinadora de familia de la FCR, por los contagios y por la crisis económica, un 32% de pacientes interrumpió sus terapias. “Es lamentable, el cáncer no espera y no se está garantizando el derecho a la salud”.

Para la doctora, Lourdes Huiracocha, los cuidadores primarios son personas que guardan una alta carga emocional y física, y son más propensos a mantener bajas defensas y enfermarse. “Ellos deben estar dentro de los grupos prioritarios de atención para la vacunación”.

Lina Vintimilla, de 59 años, es madre de José Nicolás Peñafiel, de 28 años, quien tiene el 95% de discapacidad física e intelectual, por microcefalia.

Hace una semana, Nicolás fue vacunado contra el covid-19, en Cuenca. Pero a su madre le indicaron que aún no le corresponde recibir la dosis.

“Mi hijo está protegido, pero yo salgo a la calle por necesidad y puedo contagiarme”, comenta. En casa, ella se encarga de las terapias físicas de su hijo, de alimentarlo y asearlo.

“Estamos en un mismo ambiente, muy cerquita, nos respiramos en la cara y bajo ese contexto, si me llegara a contagiar, podría transmitirle el virus”, dice Vintimilla muy preocupada.

En esa línea, Martha López considera que el Plan Vacunarse es un caos porque ni siquiera se ha inmunizado a los abuelitos que viven en los geriátricos privados.

Ella dirige el centro Ciudad Plenitud Alegría, ubicado al sur de Quito y conoce que la vacuna no llega a los 16 geriátricos de la zonal 9.

López contó que en enero las autoridades sanitarias le solicitaron información sobre el número de residentes y trabajadores, edades, enfermedades, entre otros datos. “Enviamos todo y lo volvimos a hacer en marzo, pero nadie nos responde. No llegan a vacunarlos”.

Ante las múltiples llamadas, del MSP le recomendaron que registren a los adultos en la página y esperen la cita. “Pero eso es una locura, cómo movilizamos a 65 abuelitos; algunos pasan con concentradores de oxígeno”, comentó.

Para López eso implicaría también que las cuidadoras se queden al margen de la inoculación, pese a que están expuestas porque salen a sus casas y pueden traer el virus.

“Tenemos abuelitos que se resisten a usar la mascarilla y otros a quienes les afecta las tiras en las orejas”.

El Gobierno Nacional ofreció inmunizar en los geriátricos en la fase cero y a todos los adultos mayores hasta el 20 de mayo, en la fase uno. Pero no se conoce el avance del proceso.