Imagen referencial. Funcionarios de Salud y el Municipio acudieron a un centro geriátrico del sur de Quito, en donde se registraron casos positivos de covid-19. Foto: Twitter Salud Ecuador
Hace casi dos semanas, el martes 21 de abril del 2020, la familia de Pedro (nombre protegido) recibió la noticia de que su temperatura superaba los 38 grados centígrados. Lo anunciaron los encargados del centro geriátrico, en donde vive desde el 2014. En este espacio, ubicado en el sur de Quito, se registraron casos positivos para covid–19, entre el personal administrativo y los residentes.
Preocupados buscaron ayuda médica para el adulto mayor de 84 años, por lo que recurrieron al servicio de salud ofrecido por el centro. En la primera atención-relata su nieto Rommel- le recetaron fármacos para frenar la temperatura y para hidratarlo. Además, debía someterse a exámenes de laboratorio.
Pocos días pasaron y una nueva llamada del personal del geriátrico alteró a esta familia. La fiebre no bajaba, por lo que le recetaron más medicamentos para combatir los síntomas; el hombre ya presentaba congestión y presencia de flema en los pulmones. Sus hijos acudieron con lo recetado.
Entonces, además, se enteraron de que la dueña de la casa de cuidado había dejado de acudir. Hay sospechas de que ella y su esposo están contagiados con la nueva cepa de coronavirus.
El fin de semana, personal de la Secretaría de Inclusión del Municipio de Quito llegó hasta el centro. Allí les informaron que los dueños están infectados. Y que una adulta mayor presenta síntomas, como fiebre, tos seca y dificultades para respirar, explicó Gabriela Quiroga, titular de esta entidad municipal.
Ellos, en el marco de sus competencias, hicieron llegar alimentos para los residentes y las dos personas encargadas de cuidarlos.
Rommel considera que hay muy pocos trabajadores para cuidar a cerca de 11 ‘abuelitos’ que permanecen en ese espacio. “De lo que conocemos se dividió el centro en dos grupos: quienes están estables y quienes no… además solo cuentan con un tanque de oxígeno”.
Afortunadamente, su abuelo está estable, pero dio positivo para este virus. Lo confirmaron por medio de una prueba rápida adquirida por toda la familia. “Queremos trasladarle al Hospital Militar para que reciba tratamiento adecuado”.
Aún no pueden cumplir con esta acción. ¿El motivo? “Nos dijeron que debíamos esperar el informe de un epidemiólogo del Ministerio de Salud asignado a esa zona para poderlo trasladar”. No saben cuándo tendrán ese resultado.
A él también le preocupa que los equipos del Ministerio de Salud solo se hayan acercado una vez. No se conoce si les hicieron las pruebas, para confirmar o descartar la presencia del virus y quisieran que se fortalezca el cerco epidemiológico, dijo el joven.
El fin de semana, EL COMERCIO se comunicó con los ministerios de Salud y de Inclusión Económica y Social (MIES) para pedir un pronunciamiento sobre el tema. En el primero, por medio de la Coordinación Zonal 9, se explicó que están siguiendo el caso y se habla directamente del tema con la administradora de la residencia.
Mientras que el MIES señaló que al ser un centro privado no tiene competencia sobre este caso. A inicios de este año, en ese Ministerio dijeron que no cuentan con un listado con los nombres y direcciones de los geriátricos privados con permisos. Actualizar esa información era uno de sus planes para este 2020.
Sybel Martínez, vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito, manifestó que solicitaron información al MIES, ya que, en investigaciones preliminares se conoció que el geriátrico no cuenta con el permiso de funcionamiento necesario. “Estamos a la espera de los informes para saber cómo actuar”.
Mientras tanto la familia espera que le permitan trasladar rápidamente a Pedro a una casa de salud. Rommel recuerda que los adultos mayores son parte de los grupos de riesgo para esta enfermedad, que ya ha dejado 31 881 contagios en Ecuador. De ellos, el 13,8% es mayor de 65 años, según los últimas datos proporcionados la mañana de este lunes 4 de mayo del 2020.
En un informe publicado el 31 de marzo del 2020 en la revista The Lancet y citado por AFP se habla de un “sobrerriesgo” significativo a partir de los 60 años. “La tasa de mortalidad de los pacientes chinos de entre 60 y 69 años sería del 4%, superior a la de 1,4% del conjunto de enfermos”.
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