El 26 de septiembre el operador bursátil Alessio Rastani concedió las respuestas más sabrosas y esperadas por quienes detestan el actual sistema financiero mundial. En una entrevista para la BBC a propósito de la crisis griega y el desplome actual de las bolsas, el trader se puso francote y confesó las verdades más negras: los agentes financieros “saben que el mercado está frito”, “no les importa el euro”, “los planes de rescate no van a funcionar”, “Goldman Sachs gobierna el mundo”. “Yo soy un trader, a nosotros no nos interesa cómo van a arreglar la economía, nuestro trabajo es hacer plata… Y tengo una confesión para hacer, yo me voy cada noche a dormir soñando en que llegue otra recesión… Es una oportunidad, se puede hacer mucha plata a partir de ello… cualquiera puede hacerlo, solo basta conocer cómo beneficiarse de un mercado en caída”.
Según él, y posiblemente la mayoría de analistas financieros, estamos yendo de cabeza a una nueva gran crisis y una nueva recesión. Entonces ya que estamos, permítanme divulgo uno de los mecanismos más utilizados para hacer plata en una bolsa de valores en caída. Quién sabe, tal vez algunos ecuatorianos puedan sacar su cucharón lleno de miel.
Se trata de la Venta corta o en inglés Short selling. Básicamente consiste en vender algo que no se tiene, pero respecto de lo que uno se asegura en tenerlo al momento de la entrega. Si luego de la venta el precio se desploma, se puede adquirir aquello que tiene que entregar a un precio menor del vendido. Ad exemplum, yo preveo que Juanilandia se va al **** entonces vendo bonos de Juanilandia (que no tengo) a X sucres. Luego durante la caída yo puedo comprar los bonos que tengo que entregar a un tercio del precio, ganando dos tercios de X de beneficio.
Ahora que todos sabemos cómo ganar dinero de las crisis, ¡vámonos a la M! Sin temores, ni rubores; no tenemos que avergonzarnos puesto que se trata de un mecanismo reconocido y aceptado en las bolsas. Ni siquiera es necesario fingir preocupación en las entrevistas en público, ya se encargará el dinero de asegurar nuestra aceptación social.
¿No se basa el liberalismo en la premisa que la avaricia de cada uno se traduce en los mejores resultados colectivos? Bueno, posiblemente los teóricos liberales no pensaban en la Venta corta cuando diseñaron el sistema. Puesto que un sistema en donde existe un colectivo de individuos, enormes fondos y grandes poderes interesados en que se frene el progreso, no parece ser el que más convenga.
No importa. Hasta que no cambiemos de sistema, el capitalismo liberalista es el oficial; podemos y debemos ser tan avaros como nos dé la gana, eso supuestamente redunda en el bienestar colectivo. Vámonos a la M; allí hay plata.