La presencia de la variante Delta en Quito encendió las alarmas de las autoridades municipales, que buscan intensificar la vacunación y volver a hacer testeos masivos.
Una de las parroquias en las que se ha puesto el foco es Chillogallo, por estar entre las más vulnerables a la pandemia. Esta zona se caracteriza por la confluencia diaria de comerciantes y acumula unos 14 000 contagiados. Esto es 19 positivos por cada 100 habitantes.
Chillogallo, junto con otras nueve localidades, concentra el 54% de todos los casos confirmados que hay en el Distrito Metropolitano y que están por superar los 160 000.
Las dos estrategias efectivas para evitar la expansión del virus, sobre todo en zonas calientes como esta, es la vacunación y el testeo masivo para identificar más infectados.
En cuanto al plan de inmunización estatal, se ha cubierto de forma general a 421 401 personas con las dos dosis, es decir, un 15% de la población general; mientras que, con la primera dosis, están vacunados el 46%. No hay datos disponibles por parroquias.
En cuanto a la aplicación de pruebas, la exsecretaria de Salud del Municipio de Quito, Ximena Abarca, reconoció que desde mayo hubo una disminución considerable, por parte de la Alcaldía y del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Hasta la semana pasada, se realizaban 600 pruebas diarias de antígenos, gracias a una última donación de Fundación Bloomberg. Pero si se compara con el 2020, entre septiembre y noviembre, cuando se tomaron 1 800 muestras diarias, la caída es significativa.
Abarca explicó que, cuando tenían más pruebas, la curva de contagios se aplanó y la positividad disminuyó. Actualmente, esa tasa bordea el 29,3%; lo recomendable por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) es del 5%.
La falta de disponibilidad de pruebas en la Alcaldía y en el MSP, según Abarca, fue cubierta en gran medida por los laboratorios privados, que bajaron costos por regulación. Pero solo el Municipio representaba el 40% de testeos.
Según el MSP, hasta el 23 de junio se tomaron 504 801 muestras PCR en Quito, que representan 18 de cada 100 personas.
Consciente de que se necesita un mayor testeo, la Secretaría solicitó al MSP 30 000 pruebas hasta que se efectúe la compra de otras 300 000, a través de la OPS. Pero esto todavía no se ha concretado.
Mientras esto ocurre, brigadas de la Secretaría toman tests aleatorios en Chillogallo, Iñaquito, Calderón, Cotocollao, Belisario Quevedo y otras cinco zonas con más casos.
En esos mismos sectores se tomaron muestras para determinar casos positivos con la variante Delta. También se implementan jornadas de vacunación, como la de ayer, para comerciantes autónomos en el coliseo de la Unidad Educativa Quitumbe, ubicada cerca del intercambiador de Chillogallo.
Pablo Hernández, de la Agencia de Coordinación Distrital del Comercio, explicó que se priorizó la vacunación para vendedores por la nueva cepa y el alto nivel de exposición que viven en las calles.
Abarca enfatizó que, si se mantiene el relajamiento de las medidas, los contagios mostrarán un mayor incremento en las próximas semanas. Con esto prevé una saturación de los servicios de salud y la necesidad de tomar medidas restrictivas. Las Unidades de Cuidados Intensivos mantienen una alta ocupación.
Para Sonia Vásquez, coordinadora en Chillogallo de la Asamblea Popular, la gente se ha relajado pese a la variante Delta. “Es desesperante (…), mucha gente ha adoptado una posición de quemimportismo y cree que no se va a morir”.
Asu criterio, los focos de contagio son las fiestas y reuniones que se organizan en los 63 barrios de Chillogallo. Otro problema se produce en las canchas donde se consume licor los fines de semana.
Para Manuel Moya, de la Federación de Barrios del Ecuador, la ciudadanía aún no dimensiona los riesgos y se ha relajado, principalmente, en zonas comerciales.
Enfatiza en que hay casos de personas contagiadas pese a que ya fueron inmunizadas.
José Mejía, un sastre de 68 años, enfermó a fines de junio tras ser inoculado con dos dosis. Al principio sintió un fuerte decaimiento.
Lo internaron por más de una semana. “La doctora me dijo que soy sobreviviente del covid-19 porque mi situación era grave”. Años atrás tuvo neumonía y sus pulmones quedaron débiles, por lo que lo considera un milagro. Aún usa un tanque de oxígeno.