La comunidad de Gera conserva su paisaje campestre y costumbres. Fotos: Lineida Castillo / EL COMERCIO
Hace más de una década comenzó el turismo comunitario en el cantón lojano de Saraguro. Su filosofía es respetar la naturaleza, valorar el patrimonio y fortalecer costumbres y tradiciones.
Un total de 100 familias de las comunidades de Gera, Ñamarín, Lagunas, Chamical, Ilincho y Oñacápac están organizadas para mostrar los paisajes, cultura, gastronomía, artesanías y costumbres.
El Municipio de Saraguro apoya esta iniciativa desde diferentes espacios como ferias interculturales, campañas de promoción del cantón, capacitación en diferentes áreas y visitas de medios de comunicación para difundir las experiencias comunitarias.
Cada comunidad se especializó en una actividad para complementar la oferta turística. Ilincho, por ejemplo, se especializa en los rituales ancestrales y baños ceremoniales.
Lagunas en la música y danza andina. Ñamarín, por su parte, en los tejidos, Oñacápac en los atractivos naturales y Gera en el guajango, que es una bebida elaborada con el penco.
Parte de esta oferta se mostró a un grupo de prensa internacional, el sábado pasado. La primera parada fue Gera, la comunidad más apartada y ubicada a 9 kilómetros del centro de Saraguro. Tiene 600 habitantes y cuenta con un paisaje campestre.
Ángel y Segundo León muestran cómo se realiza el arado.
Las viviendas son de adobe, excepto dos de bloque, pero mantienen la fachada de las antiguas. Casi no hay linderos entre una y otra propiedad, y en algunos casos los pencos son las divisiones. De esta planta extraen el pulque para elaborar el guajango, que es una bebida que consumen a diario y en celebraciones especiales.
Mercedes Medina contó que los turistas saborean esta bebida en sus vivienda y allí aprende sobre las actividades del campo. En su casa tiene guajango guardado en recipientes de barro para su maduración. En principio su sabor es agrio, pero después se siente el dulce y el alcohol.
Luz Gualán y María Bermeo preparan los alimentos con leña y ollas de barro. El sábado pasado prepararon el tradicional mote gerano, que es cocinado con habas, mellocos y acompañado con quesillo molido.
En otro espacio, otros indígenas cultivaron la tierra mediante mingas y compartieron los alimentos. “Así es la vida en comunidad”, comentó el presidente de Gera, Pedro Francisco Lima. El pueblo también dispone de un pequeño museo, que es administrado por el centro educativo San Francisco. Allí, se recrea cómo vivían sus antepasados en esa comunidad con una cama de palos y carrizo y cubierto con cobijas de lana.
José Cartuche ofrece alojamiento en Ñamarín. La noche cuesta USD 10.
Los niños del centro educativo de Gera representaron el baile de la vaca loca y las niñas, la elaboración de los ramos de flores. Estas actividades se realizan, por lo general, en octubre, en las fiestas del patrón San Francisco.
En Ñamarín, en cambio, los visitantes conocieron cómo los artesanos elaboran mantas, chalinas, ponchos, bufandas… de lana con telares artesanales.
Al taller de Francisco Sarango, quien elabora los sombreros de lana, también llegan a diario los visitantes para conocer su técnica.
Saraguro tiene una oferta de turismo de aventura con la operadora Runa Extrem, que tiene varias actividades como el puenting y rápel. El primero realizan en el puente de Sinincápac y el otro en la cueva de Ñamarín o Baños del Inca. Estas actividades están impulsadas por los jóvenes.
Dentro de la oferta cultural hay grupos de danza y música que fusionan el rock con lo andino. Ellos participan en las comunidades vecinas cuando reciben grupos masivos de visitantes. El recorrido por este cantón lojano culmina con la visita a los almacenes artesanales y las fábricas de queso.