Todo muy lindo. Se les felicita. La Casa de la Cultura va a quedar irreconocible (al menos en los sitios por donde pasarán los señores de la ONU); El Arbolito, otro tanto. Las veredas de los alrededores de la CCE, adecentadas –con rampas nuevas– y caminables: belleza. Con lo que no sé cómo van a hacer, para que los invitados de lujo no se espanten, es con el esmog.
Quito Luz de América; Quito carita de Dios; Quito la última cola del desierto del marketing turístico; Quito la ciudad donde camiones, buses y carros (de todo calibre) te escupen humo en la cara…
Capaz que hasta podemos lidiar con esta última vergüenza los cuatro días que dure la magna cumbre internacional. Pero lo que no sé cómo van a hacer para explicar, pero sobre todo para solucionar de una vez por todas, es la convivencia de seres humanos (dos millones y medio) con emisiones de gases tóxicos que los están enfermando. Queda muy fea esta carta de presentación en una reunión sobre la vida en las ciudades de hoy y del futuro.
Esta es quizá la cuarta vez que escribo en este espacio sobre la contaminación del aire y sus consecuencias. Y los responsables de que no ocurra no se dan por enterados. Ni porque hay estudios científicos, extranjeros y locales, que comprueban que este tipo de contaminación “atrofia el crecimiento fetal, aumenta el riesgo de neumonía en niños, influencia en la pérdida de memoria y produce mutaciones que causan cáncer de seno y de pulmón”, como escribí en el 2014. O porque la OMS ha probado que “las partículas que surgen de la combustión del diésel pueden producir cáncer de pulmón y tumores en la vejiga”, como registró una nota publicada en este Diario en el 2012. Son inconmovibles.
Aunque sea porque han convertido a Habitat III en uno más de los productos del buen vivir (así dice la publicidad en la radio), deberían hacer que en las calles se refleje el Plan Nacional de Calidad del Aire para a su vez cumplir con las metas del Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013. Pero al paso que vamos, no hay plan del aire ni del buen vivir que aguanten el esmog nuestro de cada día.
Falta un poco menos de un mes para que los invitados VIP que diseñarán las ciudades del futuro vengan a padecer este martirio, porque la Ecovía les va a pasar por las narices, dejando su estela de humo negro; no importa los esfuerzos que haga el Municipio, la calidad del combustible no da para más.
¿Qué tal si le montamos un pabellón en Habitat III a PetroEcuador? Para que cuente por qué seguimos teniendo los combustibles que tenemos; y para que especifique cómo va a mejorarlos. Más que buena idea, es urgente. No podemos seguir recibiendo escupitajos de esmog a la cara. ¿O vamos a esperar a que vengan los expertos a ver lo que no se puede tapar con un dedo (no el sol, sino el esmog) y a decirnos lo que sabemos de sobra y haceaños?
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