Las personas abordan el autobús del ‘Corruptor’ para recorrer las calles de Ciudad de México, con el objetivo de invitar a la reflexión y a la acción ciudadana en contra de la corrupción. Foto: Alex Cruz / EFE
Parece una versión modesta de los autobuses turísticos oficiales que recorren diversas rutas de la Ciudad de México, pero el trayecto de este antiguo camión escolar descubierto tiene un objetivo especial: invitar a la reflexión y a la acción ciudadana en contra de la corrupción.
Se trata del Corruptour, un periplo que toca 10 hitos capitalinos representativos de actos o prácticas corruptas en el país, desde la “Casa Blanca” de Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto, hasta la sede del Senado de la República.
“El objetivo es mostrar a los ciudadanos que debe haber una unión para combatir esta corrupción, y también hacer un recorrido que muestre aspectos históricos de la ciudad, que les dé algo de información a los pasajeros”, explicó Pablo Galicia a Efe, activista del Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), una de las organizaciones civiles que apoyan el proyecto.
Refirió que los recorridos, que se realizan los domingos en dos horarios diferentes, se iniciaron a fines de enero y está programado que terminen el 9 de abril. Sin embargo, añadió que se está analizando extender su temporada hasta mayo, en vista del éxito obtenido. “Está llenísimo. Desde los primeros días se llenaron todos los lugares para todas las fechas”, expuso.
La iniciativa partió de numerosos ciudadanos, entre ellos los activistas Emilio Álvarez Icaza y María Elena Morera, así como el economista y académico Gerardo Esquivel. “Fueron 55 ciudadanos que se juntaron. Ellos recaudaron sus fondos y de allí surgió la idea”, explicó Galicia.
A bordo del autobús, los alrededor de 30 pasajeros reciben “El Libro Anticorrupción“, un cuadernillo de historietas a color que, a través de narraciones de la vida cotidiana, expone las implicaciones que la corrupción puede tener en la sociedad.
“Lo que nos preocupa a nosotros y que creemos que es importante reflexionar en el Corruptour es el mensaje pedagógico detrás de la impunidad, es decir, lo que hay detrás del No pasa nada”, comenta el guía, un voluntario que se llama Miguel Moguel, antes de comenzar el viaje.
Argumenta que en todos los casos de corrupción representados por los lugares visitados nadie ha sido responsabilizado penalmente. “Si seguimos mandando este mensaje de que robar se vale y no le pasa nada al que roba, entonces todos de una y otra forma vamos a ir introyectando esta posibilidad, y cuando estemos al frente de un servicio o frente a esa posibilidad, nos va a parecer muy normal porque no pasa nada”, añade.
“Nosotros pensamos que sí pasa, que sí tiene un impacto para todos en lo cotidiano, y por eso queremos cambiar la manera en que estamos reflexionando y pensando la corrupción, de una forma lúdica, como esta”, declara.
Cuando el autobús pasa por cada uno de los sitios, una grabación reproduce las voces de dos personajes, Negativo y Positivo, que a través de un diálogo con el uso de un lenguaje popular, explican los hechos relacionados con los lugares, uno pesimista respecto a las perspectivas de revertir la corrupción y el otro práctico y optimista.
La primera escala es la “Casa Blanca” de la esposa del mandatario, una lujosa mansión con estacionamiento subterráneo, elevador, jardines y una gran piscina, valuada en USD 7 millones.
Los personajes narran que una investigación periodística reveló que la casa estaba a nombre de una empresa propiedad de uno de los principales contratistas del Estado de México, cuando Peña Nieto se desempeñaba como gobernador de esa entidad.
Otros puntos del trayecto son el Instituto Mexicano del Seguro Social, la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría (Fiscalía) de la Ciudad de México. En todo momento, el guía invita a los pasajeros a intervenir y expresar sus ideas.
El último punto del recorrido es la sede del Senado, donde los pasajeros debaten sobre los actos de corrupción de la clase política y empresarial del país.
El autobús retorna luego hasta el Museo Nacional de Antropología, su punto de partida, donde se les invita los pasajeros del tour a enviar a los organizadores sociales, propuestas de acciones en la vida diaria contra la corrupción, para la elaboración de panfletos dirigidos a diferentes sectores sociales.
Yuri Benítez, uno de los pasajeros, comentó a Efe que su interés en hacer el recorrido era “simplemente constatar y ver lo triste que es vivir ahorita con la corrupción en México”. Consideró que el proyecto Corruptour “es un grano más de arena entre todos los que tenemos que poner”.
Su esposa, Marina Mendoza, dijo haberse enterado de la iniciativa en redes sociales de los periodistas “no convencionales” y que le pareció “muy interesante, porque es una manera en que los ciudadanos pueden enterarse sobre las evidencias de la corrupción”.
Para ella, lo importante de esta experiencia fue reflexionar en que “de nosotros depende en gran parte poner un grano de arena para que estemos mejor informados y sepamos hasta votar por quien queremos que nos gobierne”.