La perra, para proteger a sus cachorros, ladraba a la dueña de la vivienda. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Un caso curioso se registró la mañana de este jueves 20 de junio del 2019 en Santa Martha de Chillogallo, un barrio popular ubicado en el sur de Quito.
Patricia Jaque, de 43 años, no pudo salir a trabajar porque una perra rescatada ayer en una quebrada del sector, que albergó momentáneamente en su casa, le impidió hacerlo.
La tarde de ayer, un grupo de vecinos se comunicó con el ECU 911 para alertar sobre el hallazgo de una perra y sus siete cachorros en una quebrada del vecindario. Autoridades municipales llegaron al lugar y rescataron a los animales con la ayuda de los moradores, pero no disponían en ese momento de un lugar para llevarlos.
En animal y sus cachorros fueron retirados de la vivienda por personal de Urbanimal este jueves 20 de junio del 2019. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Los uniformados le pidieron a la mujer que los reciba en su casa hasta volver al siguiente día y trasladarlos a otro punto. Ella accedió de buena voluntad y los canes descansaron bajo las gradas ubicadas en la sala de su vivienda, atrás de un sillón. Les dio alimentos y una cobija para protegerlos del frío.
La noche transcurrió con normalidad y amaneció. Cuando la mujer iba a salir a trabajar hoy por la mañana, la perra no le permitió hacerlo. No podía bajar a la planta baja. Apenas comenzaba a caminar por las gradas, el animal gruñía, ladraba e intentaba morderle, por lo que ella se asustó.
El can incluso le siguió hasta el tercer piso del inmueble. No se fue al trabajo por temor a ser agredida. En el transcurso de la mañana, los familiares de la mujer trataron de calmar al animal dándole comida, pero era imposible controlarlo. Jaque se comunicó temprano con las autoridades y personal de Urbanimal llegó cerca de las 13:00.
La mujer que albergó a los perros rescatados de una quebrada debe justificar la falta en su trabajo. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Judith Rosero, pariente de la asustada mujer, dijo que la perra era muy agresiva. Por eso, las hijas de Jaque tuvieron que salir por la terraza de la casa para ir a clases; una de ellas tenía que rendir exámenes finales y no podía faltar o atrasarse.
Jaque señaló que para la gente de Urbanimal también fue muy difícil llevarse a los animales. La perra los ladraba y trataba de morderles para proteger a sus cachorros. Finalmente, los canes fueron trasladados a un albergue.
Ahora, la mujer tiene que justificar la falta de hoy en el trabajo. Asegura que en su barrio es muy común encontrar canes que han sido abandonados en la quebrada. Por eso, ella adoptó a tres que viven en su casa junto a su familia.