El 2017 será el año de los destinos sustentables

Napo Wildlife es considerada como la joya dentro del Parque Nacional Yasuní. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO.

El turismo como una actividad que preserve los recursos naturales y las culturas autóctonas de los destinos, es la tendencia que movió al mercado y que motivó a los viajeros a buscar proveedores de servicios ecoamigables.
Un estudio realizado por el Consejo Mundial de Turismo Sostenible y el Instituto Tecnológico Hotelero (ITH) concluyó que el 90% de los viajeros ahora prefiere un hotel sostenible.
Es por ello que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó al 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. A esta decisión se llegó debido a que la expansión turística mundial trajo también desorden.
En Cancún, los ecosistemas locales se encuentran todavía amenazados por la saturación constructiva. Y en el Parque Yellowstone, la gran cantidad de visitantes causó erosión y contaminación de ruido por parte de los vehículos.
La contracara de los anteriores ejemplos es Noruega, país considerado como un ejemplo de turismo respetuoso con el medio ambiente, ya que estableció una estrategia que aproveche sus recursos naturales sin caer en la masificación y explotación de sus increíbles paisajes.
En este país, los lugares como Roros, Vega, Trysil y Laerdal están considerados como destinos sostenibles. Groenlandia es otro destino sostenible que destaca en el mercado, sobre todo para quienes disfrutan de la aventura. La oferta incluye travesías en kayak entre icebergs, ballenas y caribús, rutas de senderismo por la tundra, visitas a las ruinas vikingas.
Este turismo silencioso que pretende la conservación de las culturas, se presenta como una gran oportunidad para América Latina. En Panamá -uno de sus tesoros naturales es el archipiélago de Kuna Yala, parte del territorio semiautónomo del pueblo kuna- donde el desarrollo se desarrolló junto a leyes de conservación impuestas por los propios kuna.
En Costa Rica destaca la Reserva Indígena Keköldi, hogar de los indígenas Bribri, quienes conservan sus tradiciones, cultura, idioma y arte. Elaboran artesanías con fibras naturales y consideran sagrada a su flora y fauna.
En nuestro país, Napo Wildlife es una de las iniciativas que lidera el turismo sustentable en la Amazonía. Creado por la comunidad kichwa Añangu con apoyo de la empresa Barro Viejo, este proyecto incluye la conservación de la selva tropical en el Parque Nacional Yasuní.
Sus instalaciones fueron diseñadas para disminuir el impacto ambiental. Además su electricidad proviene de paneles solares y generadores de alta eficiencia energética, cuentan con un sistema de tratamiento de aguas residuales y otro sistema de filtrado de agua. Desarrollaron jardines para cultivar frutas y verduras, e impulsaron un proyecto de voluntariado con la comunidad.
Entre las iniciativas de turismo sostenible que destacaron en este 2016, están Maquipucuna, Mindo, Yunguilla, Puebla (Cotacachi), Comunidad de Agua Blanca (Machalilla), Runa Tupari (Otavalo) y las mujeres tejedoras de Sígsig en Azuay.