Un maestro del grupo Harmonious Big Family durante un retiro de sanación. Foto: Facebook
El ZhìNéng QìGōng es una práctica de origen chino que busca el bienestar y la salud del cuerpo y la mente. Es poco conocida en Latinoamérica, pero desde que se inició la pandemia, más personas se han unido a sesiones gratuitas por medio de clases virtuales.
Daniela Moreira, sicóloga clínica ecuatoriana, obtuvo el certificado de sanadora con el método ZhìNéng QìGōng en China. A su regreso a Ecuador, empezó a compartir este conocimiento a pequeños grupos a través de plataformas de videollamada.
“El QìGōng es la primera ciencia ancestral de oriente. El cuerpo humano era sagrado, no podías hacer incisiones, entonces desarrollaron movimientos para curarlo desde el exterior. Está muy conectado con la medicina tradicional china”, cuenta Moreira. De esta práctica se derivaron las artes marciales y el yoga.
¿Qué es el ZhìNéng QìGōng?
Es una rama creada hace 40 años por el médico chino Ming Pang. “Convivió con monjes budistas desde los tres años. Tenía un don especial para sanar, entonces le interesó seguir por ese camino. Estudió medicina occidental y medicina tradicional china”, relata Moreira.
“El ZhìNéng QìGōng recopiló lo mejor del confucionismo, el taoísmo, el budismo, la medicina, las artes marciales y el QìGōng popular, y absorbió los logros de la ciencia, la medicina y la filosofía modernas”, se lee en la página web de la escuela mexicana Consciencia ZhìNéng QìGōng.
Esta es la única escuela en Latinoamérica. En las redes sociales del establecimiento se comparten videos tutoriales, sesiones abiertas y también cursos. Lo propio sucede en las redes sociales de Harmonious Big Family, una red global de practicantes de ZhìNéng QìGōng.
Daniela Moreira (centro) obtuvo su certificado como sanadora de ZhìNéng QìGōng el año pasado. Foto: Cortesía
La práctica consiste en hacer movimientos que ayudan a flexibilizar y limpiar bloqueos de la columna vertebral, y a partir de ella de todo el cuerpo. También tiene una parte de meditación.
Personas con diferentes condiciones físicas, con discapacidades o dificultad de movimiento, pueden hacer esta práctica, pues se basa en movimientos suaves. Además, no es un método exigente: con 10 minutos al día es suficiente.
¿Qué beneficios se le atribuyen?
Las escuelas de este método trabajan constantemente en demostrar la capacidad de sanación que tiene practicarlo de forma cotidiana. Para ello, hacen el registro de la salud de los novatos y de su evolución tras un mes de práctica.
Una compilación de casos realizada por el centro HuáXià de Recuperación de ZhìNéng QìGōng, China, registró la curación de enfermedades como osteoartritis, gastritis crónica, colecistitis, entre otras.
Moreira ve esta práctica como una alternativa de sanación sicológica. “Si alguien lo necesita, aparte del tratamiento regular, se puede complementar con ZhìNéng QìGōng”, dice.
El artículo ‘Efectos del ejercicio tradicional chino sobre la calidad de vida y la depresión de las enfermedades crónicas: un metaanálisis de ensayos aleatorizados’, publicado en Nature.com, asegura que los ejercicios tradicionales chinos pueden mejorar significativamente la calidad de vida y depresión de los pacientes con enfermedades crónicas.
“A veces nos olvidamos cuán importante es nuestra salud. No solo se trata de curar enfermedades, sino de tener una buena calidad de vida. Darle un espacio a esta u otras prácticas puede cambiar radicalmente la forma en la que ves tu vida”, reflexiona Moreira.