El número de malos durmientes aumentó en estos meses, según un
estudio. Foto: Inimage
Han pasado más de siete meses desde que el covid-19 llegó al país y todavía hay personas a las que les cuesta conciliar el sueño. La incertidumbre y el miedo fueron algunos de los factores que primaron al inicio de la pandemia. Ahora, el factor se da por la práctica de ciertos hábitos.
Una investigación impulsada por cuatro neuropsicólogos de la Universidad de Lieja (Bélgica) y difundido en agosto confirma que la calidad del sueño “fue alterada” con las nuevas rutinas surgidas durante la pandemia y que la proporción de “malos durmientes aumentó un 5 %”.
Freddy Palma, médico ocupacional de la Universidad de las Américas (UDLA), afirma que la mayoría entendió que la pandemia tardará en desaparecer y que, paulatinamente, se adapta a la nueva normalidad. Esa aceptación brinda cierta tranquilidad, sin embargo, hay quienes siguen manipulando dispositivos electrónicos hasta altas horas de la noche. Hay personas que incluso duermen con el celular.
Hay gente, en cambio, que ingiere comidas copiosas y altas en grasas saturadas minutos antes de ir a la cama. También están los trasnochadores amantes de series y películas.
La ausencia de ese sueño reparador genera irritación o desgano y hasta puede afectar la capacidad para conducir. Según datos de la Sociedad Española del Sueño, uno de cada cinco accidentes de tránsito se produce por culpa del sueño y la fatiga, por lo que se encuentra entre las cinco primeras causas de los accidentes con víctimas en ese país.
La falta de sueño también puede influir negativamente en el desempeño del trabajador y de los estudiantes.
De acuerdo con Palma, no existe una regla generalsobre las horas de descanso que requiere una persona adulta para recargar energías.
La Asociación Estadounidense del Sueño (NSF, por sus siglas en inglés) sugiere entre siete y nueve horas, pero Palma afirma que hay gente que amanece reparada con solo cinco horas.Todo dependerá de la calidad del mismo.
Según la NSF, los adolescentes de entre 14 y 17 años deberían dormir entre ocho y 10 horas diarias, pero lo cierto es que muchos se acuestan pasada la medianoche. De acuerdo con los especialistas, ellos también se trasnochan por el uso de dispositivos electrónicos.
Para evitar malestares al día siguiente, Palma sugiere identificar si el ciclo del sueño ha cambiado o modificado las emociones y hábitos diarios.
Una persona puede descansar mejor con solo apagar el celular 30 minutos antes de recostarse o con dejarlo fuera de la habitación. La luz que emiten las pantallas de estos dispositivos disminuye la producción melatonina, hormona relacionada con el sueño.
Hay personas que requerirán de medicamento. De allí la recomendación de visitar al médico de cabecera puesto que la automedicación está contraindicada por los efectos secundarios de los fármacos.
El neurólogo Jorge Pesantes sugiere evitar la práctica de ejercicios de alta intensidad; puede meditar o hacer yoga. Dice que muchas personas se activan pasadas las 18:00 creyendo que descansarán mejor, pero sucede lo contrario.
Pesantes menciona que las personas que tienen problemas para dormir deberían evitar las siestas o tomarlas hasta por un máximo de 30 minutos. Además reducir la ingesta de bebidas o productos con cafeína ya que actúa directamente sobre el sistema nervioso.