Con una mascarilla blanca que cubría la mitad de su rostro, Eloy Gutiérrez se acercó al área de consulta externa del Hospital Neumológico Alfredo J. Valenzuela de Guayaquil. Tiene 83 años y hace cuatro meses le diagnosticaron tuberculosis.
“Tenía tos seca, fiebre y escalofrío. Ahora estoy en un tratamiento riguroso, porque no quiero contagiar a mi familia”, contó el hombre.En la sala de espera a diario llegan unas 50 personas para la consulta. Todos usan mascarillas. Frente a un grupo, la enfermera Catalina Trujillo explicaba qué es la tuberculosis y las formas de contagio con ayuda de algunas ilustraciones. A ratos, la tos insistente de algún paciente interrumpía la charla.
La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa que se produce por el bacilo de Koch. Se transmite a través de persona a persona, a través de las gotitas de saliva que expulsa un enfermo al toser, estornudar o hablar. Los niños, adultos mayores de 25 años, personas desnutridas y alcohólicos tienen mayor riesgo de infección de la enfermedad.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona con tuberculosis activa, no tratada, puede infectar a una media de 10 a 15 personas al año. En 2008 se reportaron 8,9 millones de casos en el mundo. De esta cantidad, 1,3 millones fallecieron.
En el país, según cifras del Programa de Control de la Tuberculosis, en el 2009 se presentaron 4 290 casos nuevos de la enfermedad. Mientras que en el primer trimestre de este año se detectaron 1 132 casos.
De ahí que en agosto pasado, el Ministerio de Salud declaró como prioridad de salud pública el control epidemiológico de la tuberculosis. Guayas es la provincia más vulnerable. En 2008 se detectaron 2 076 casos. Le siguen Los Ríos (334) y Manabí (209). Las personas más sensibles son los pacientes de VIH.
Homero Cevallos, director del Programa en Guayas, explica que en promedio se contagian con tuberculosis entre 2 500 y 3 000 personas, por año en esta provincia. Actualmente, en el Hospital Valenzuela hay 700 pacientes hospitalizados.
Adela Vimos, directora del Programa de Control de Tuberculosis del MSP, explica que las complicaciones se presentan debido a que muchos pacientes abandonan el tratamiento y se vuelven resistentes a la medicina, lo que se conoce como multi drogo resistente (MDR).
Para evitar este problema, Vimos señala que desde el MSP se planifica prohibir la venta indiscriminada de medicinas para tuberculosis en las farmacias. Actualmente se analiza un acuerdo ministerial que permita la venta de las drogas únicamente con receta médica.
Además, se trabaja en fortalecer la estrategia DOTS, que significa dar la medicina en la boca del paciente para asegurar que este se mejore. Cuando se detecta la enfermedad, el paciente debe seguir un tratamiento durante seis meses, con nueve controles programados.
Margarita Pin, médica del Hospital Valenzuela, explica que la medicación incluye ocho pastillas al día, entre ellas isoniazida, rifantisina, pirazinamida, etambutol y estreptomicina. Este tratamiento cuesta USD 400 por persona. El monto es asumido por el Ministerio.
Pero si se abandona la medicación, el nuevo tratamiento puede durar de ocho meses a un año, e incluye inyecciones. En los casos más crónicos se requiere hospitalización de hasta cinco meses y medicación obligatoria por dos años, a un costo de USD 6 000 por paciente.
La falta de dinero es una de las sombras que afronta el programa de control. Su Directora indica que en 2008 el presupuesto fue de USD 4,5 millones, un aporte entre el MSP, Senplades y el Fondo Mundial. En 2009 fue de USD 4,7 millones. Este año, el rubro del Fondo Mundial disminuyó. Mientras que el fondo de USD 1,4 millones que dio el Senplades, más USD 1 millón del MSP para medicamentos, fue retirado por el Ministerio de Finanzas, según detalla Vimos. “Cuando revisamos las cuentas, solo teníamos 40 centavos”. Por ahora, los directivos gestionan la forma de obtener esos recursos.