La música minimalista de Philip Glass se escuchaba de fondo en la gran habitación. Dentro, tres pequeños daban rienda suelta a su imaginación, rodeados de acuarelas de todos los colores, pinceles, sillas y mesas blancas.
Acuden por módulos a talleres de pintura que ofrece la Casa de la Cultura en Quito. Un espejo gigante enmarcaba una de las paredes en las que se reflejaba Carla Cóndor, una pequeña de 11 años que antes fue ganadora de gimnasia olímpica en los juegos sudamericanos.
El estrés al que estaba sometida la obligó a retirarse, pero hoy se desahoga por medio de la pintura. A más de favorecer el aprendizaje de otras habilidades, las actividades extracurriculares tienen beneficios en el desarrollo de la personalidad de los niños. Así lo considera la psicopedagoga Ana Rivera.
Para la especialista, cada niño debe realizar una actividad extra que no esté asociada con la escuela y sus conocimientos. “Va más allá. Los chicos por medio de esto aprenden a enrolarse con la sociedad, a sentir triunfos, sobre todo en las cosas que más les gusta”.
Pero justamente a pocos días de llegar a las vacaciones del primer quinquemestre, que empiezan el 30 de este mes, ¿cómo se debe escoger la mejor actividad extraescolar? ¿Cómo influencia la personalidad de cada niño? Remigio Vieira, profesor de pintura de la Casa de la Cultura, dice que aparte de las habilidades, la personalidad de los pequeños es lo primordial para escoger un curso.
En cada módulo de pintura, por ejemplo, se inscriben entre 6 y 7 niños en temporada de clases. ¿Qué tienen estos pequeños en común? La necesidad de expresarse, dice Vieira.
En estos talleres -continúa- hay pequeños que a veces no consiguen expresar sus emociones. Tal vez son inquietos, no prestan atención suficiente en clases o a la vez son tímidos y les cuesta trabajo demostrar sus sentimientos.
Leonardo Greco es creativo. Sus padres son músicos y desde los 6 años ya asistía al curso. Ahora tiene 10 y es todo un experto. Hace dibujos incluso con repujado. Estudia a distancia y en la tarde va a los cursos. Durante la clase permanece en silencio, casi no conversa.
“Hay menores que prefieren expresarse por medio del arte. La mayoría de veces ellos dan las señales de lo que les gusta y es el reto de los padres identificar lo que más se acerca a cómo son ellos”, opina Marco Rojas, psicólogo infantil.
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La disciplina y el orden
Hay talleres extracurriculares que consiguen enfocar a un menor. Es decir, permiten que sea más organizado y responsable por la misma preparación, rutina y ejercicios que debe realizar en el taller.
El ballet, por ejemplo, es uno de los artes que consiguen estas cualidades. Isabel Martínez tiene 9,4 de promedio en la escuela, ordena su habitación y es obediente en casa.
La danza, de la cual se enamoró tres años atrás, cuando vio la obra ‘Blancanieves’, le ha ayudado a ser más centrada. Aunque ella se considera tranquila cree que esta actividad tan disciplinada hace que incluso tenga horarios para hacer sus ejercicios en casa.
Fuera de la sala de ensayo hay una mesa de madera a medio pintar y frente a ella una pizarra de tiza líquida en donde Marco Serrano da clases de espacio, colores y luces a las niñas de Metrodanza. Para él, estos conocimientos les ayudan a desarrollar el ingenio.
“De eso justamente se trata”, dice Rivera, quien afirma que aparte de que los niños ya tienen rasgos que los acercan a ciertas actividades, con la práctica de las mismas se perfecciona esa personalidad.
De la misma manera la perseverancia ha hecho que los niños acudan a la piscina de la Concentración Deportiva de Pichincha en el norte de la capital. Allí se entrenan diariamente pequeños que necesitan no solo aprender a nadar sino a desfogar sus energías.
Por eso, Verónica Rubio decidió junto a su esposo aceptar la constante petición de su pequeña para ir a la piscina. A sus 7 años, Daira Flores parece un pez en el mar.
Aunque no ha tomado cursos enteros, con su traje morado y una tabla flotadora trata de aprender lo que su profesor de natación, Raúl Andrade, trata de enseñarle. Es inquieta. Su madre la describe como un poco molestosa y activa. “La personalidad sí los impulsa a pedir un curso, lo que ellos sienten más. Aunque el deporte es para todos”, dice Andrade.
Los especialistas sugieren que el padre se incline por las aptitudes y habilidades físicas.
No olvide
- Los especialistas consideran que las actividades extras favorecen a la expresión de los sentimientos y sensaciones.
- Los niños que siguen cursos potencian además la motricidad fina y destrezas manuales.
- La forma de serSEnSdel menor se enfoca; se torna más seguro de sí mismo y experimenta triunfos.