Aunque sabe, pues en ocasiones lo ha vivido, que en Ecuador persisten rezagos de intolerancia hacia la comunidad Lgbti+, Gabriela Mendoza prefiere centrarse en los avances que ha tenido el país en materia de inclusión.
Considera que son significativos y cree que vendrán más para quizás en un futuro tener una sociedad similar a la española, a la que considera un buen modelo para seguir.
Del 1 al 10, ¿cuánto ha avanzado el país en el tema Lgbti+?
Yo creo que nosotros, en este momento, estamos en un nivel 7. Todavía hay discriminación; se respeta la diversidad de pensamientos, pero dentro del respeto se debe respetar la orientación de cada persona y, sobre todo, debe sentirse uno bien… como persona, con lo que es. Y todo esto lo engloba el amor. Mientras nos amemos los unos a los otros, sea cual sea la biología, el sexo, la política, creo que debe haber un respeto a la identificación de cada persona.
¿Cuáles han sido los avances más significativos?
El mayor avance es que en nuestro país el matrimonio igualitario ya existe. Eso, creo, es un paso gigante que ha dado el país en el sentido de que ya se puede formar una familia un hombre con un hombre, una mujer con una mujer; y esto no ocurre solo a nivel país sino que, por ejemplo, vemos que ahora las películas de Disney están tratando de que esto se incluya.
A propósito de Disney, ¿la parte cultural aporta mucho a la aceptación de la diversidad?
Aporta muchísimo, porque si queremos tener un cambio, tenemos que hacerlo de raíz. Y a veces somos los adultos los que no cegamos, porque los niños o quienes están creciendo no juzgan tanto como juzgamos nosotros, los mayores.
El niño no nace racista ni egoísta ni discriminador…. No, lo aprende, viene con la educación que recibe.
¿Cuál sería el siguiente paso del país en materia legal?
La aceptación a formar un hogar; hoy en día vemos que hay países que tienen aceptación de adopción, pero en Ecuador todavía nos falta un poquito avanzar en este tema.
¿Es posible llegar a ello?
Lo veo encaminado; porque ya que en el país exista el matrimonio igualitario, ya es un paso gigante que se ha dado. Y llegar a dar otro paso gigante, como sería el tema de familia, yo creo que va encaminado con la aceptación que se está viviendo en el país. Antes, cuando había las marchas por el Día del Orgullo Lgbti+, muchas personas decían “no comparto, pero te respeto”. Pero no va por ahí, porque si lo respetas, tienes que compartirlo.
¿Y eso ha cambiado?
Hoy en día es increíble, porque en las marchas por el Día del Orgullo, se ve a gente no necesariamente Lgbti+ que va con su familia, sus hijos, sus amigos, que no son parte de esta comunidad, pero se sienten identificados de una u otra manera. Y, ahora, salir a las marchas, al desfile, es maravilloso, porque te encuentras con familias, con niños. Creo que vivir eso hoy en día en el Ecuador es algo único.
Entonces, ¿hoy uno se puede mostrar libremente?
Hay casos en los que uno se siente amenazado porque juzgan por la manera de vestir, hablar, por la imagen; aún no hemos dado ese paso de sentirnos totalmente libres, en una sociedad que tal vez no está 100% familiarizada con el tema.
¿Qué ocurre en el plano laboral?
Hay más apertura, aunque persiste el rechazo. Hay todavía ese -yo diría- 50% que no deja avanzar totalmente.
Hay un sector conservador que no te lo dice de frente, pero te excluye. Y hay un sector que ve tu perfil y se enfoca más en el plano profesional, que en lo personal.
En el plano familiar, ¿es también más fácil mostrarse?
Totalmente. Hoy en día, creo que con todo lo que ha venido avanzando, evolucionando el país, las leyes, creo que te sientes más seguro de decir: “yo soy así, me respetas, no tengo ningún problema, soy querido, soy amado”. Y creo que lo más importante de salir o decirlo es sentirte bien contigo mismo; no hay más. De quererse uno mismo.
¿Qué le diría a quien aún tiene miedo de manifestarse?
Que no tenga miedo de hablar, de buscar el primer apoyo que es una madre, un padre. Independientemente de cual sea la situación, creo que el primer apoyo que uno debe tener siempre es el papá o la mamá. Desde ahí parte el saber quién te va a respaldar, con quién estás, que no estás solo y que vas a tener un guía.
Gabriela Mendoza
Se graduó de Técnica en Petróleos en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), donde jugó baloncesto y más tarde fue entrenadora del equipo profesional de esa institución.
Viajó a Cuba posteriormente y ahí estudió Alto Rendimiento y Recreación Deportiva. Hoy da clases y es entrenadora personal.