Cada jueves, la clínica Por un futuro sin drogas atiende a nuevos usuarios en Guayaquil. Suma 650 atenciones. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
La noche previa a la consulta había consumido H. Si no lo hacía, el intenso dolor de los huesos le hubiese impedido llegar a aquel jueves. Esa ha sido la desgastante y dolorosa rutina de Alberto -nombre ficticio- durante los últimos ocho años.
“Tenía 11 años cuando comencé. Ahora estoy atrapado, todos los días me humillo por la droga”, confesó en un angosto consultorio de la clínica móvil Por un futuro sin drogas, del Municipio de Guayaquil.
El contenedor rodante se ha instalado por primera vez en Bastión Popular, un barrio del norte de la ciudad. Desde su apertura a mediados de agosto ha atendido a 650 jóvenes con problemas de adicciones.
Con este programa, el Cabildo asume la desintoxicación y la terapia sicológica, y el Ministerio de Salud se encarga de la rehabilitación. Ambos trabajarán luego en la reinserción con talleres ocupacionales.
“Para esta estrategia se hizo un estudio y reveló que siete de cada 10 adolescentes en Guayaquil consume drogas; de ellos, cinco consumen H”, dice la sicóloga Pamela Gómez.
Los usuarios se registran por WhatsApp. En la primera consulta, el médico José Giler analiza las causas del consumo y la predisposición al cambio. Alberto le contó que quiere dejar las drogas por su hija de 7 años. “Confiamos en ti -le dijo el especialista-. Eres un milagro; las estadísticas dicen que cinco años de consumo intenso de H llevan a la muerte”.
Carlos y Daniel -nombres protegidos- también reconocieron que necesitan ayuda. El primero quiere detener la ansiedad que le causa la cocaína; el segundo no quiere volver a la calle por causa de la H.
Luego de llenar una ficha y firmar un consentimiento, los familiares de los usuarios reciben la medicina para empezar la desintoxicación. Son fármacos para atenuar los dolores, para la ansiedad y el insomnio.
El tratamiento es gratuito. Está valorado en USD 150 y dura entre una y dos semanas. Que continúen en el programa dependerá de un examen para verificar que estén limpios de cualquier sustancia. Si pasan la prueba recibirán acompañamiento psicológico y con grupos de apoyo durante un año.
En el país, dos zonas concentran la mayor cantidad de consultas por consumo problemático de drogas. La zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) registró 6 355 en 2018 y la zona 9 (Quito) tuvo 2 632.
En 15 días comenzará a atender en el centro-norte de la capital un centro terapéutico de prevención. Diego Riofrío, director del Sistema Integral de Prevención de Adicciones del Municipio, explica que trabajarán con adolescentes que han iniciado el consumo y que aún no desarrollan adicciones.
“Se intervendrá en los factores de riesgo y se buscará solución a los problemas que los llevaron al consumo: si es una crisis familiar, baja autoestima o problemas escolares”.
Siete sicólogos darán terapias, que durarán de tres a cuatro meses, a 250 jóvenes en la primera fase. Riofrío indica que aplicarán un modelo europeo, que será monitoreado hasta diciembre. Para este año la inversión es de USD 870 000; para el 2020 se llegará a los USD 3 millones y se proyecta contar con ocho centros.
“En el informe del 2016 de la Secretaría Técnica de Drogas, Quito tenía un índice de consumo del 12% de marihuana, 1,5% de cocaína y 24% de consumo problemático de alcohol entre adolescentes”. Para obtener datos actualizados, Riofrío explica que crearán un observatorio de adicciones.
Además, firmarán un convenio con el Sistema de Intervenciones en Adicciones de Portugal, para tratar el consumo en espacios públicos. Y suscribirán acuerdos con universidades de Canadá y España para la prevención.
Esteban -nombre ficticio- conoció la H en el colegio, cuatro años atrás. Ahora consume unas cinco líneas diarias del polvo, que mezcla bajas dosis de heroína con cemento, pólvora y otras sustancias.
Quienes llegan a la clínica móvil de Guayaquil tuvieron su primer contacto con las drogas entre los 11 y 12 años. En su mayoría han pasado por una o dos clínicas clandestinas de rehabilitación sin resultados.
El programa que acogió el Cabildo fue creado por la psiquiatra Julieta Sagñay. Comenzó en 2018 y suma 5 000 pacientes.Un 25% ha sido reinsertado, como Juan. Él es quien ordena las historias clínicas en la unidad móvil; también recibe y comparte su historia con chicos como Alberto y Esteban.