Hoja de vida de Gueshe Ngawang Sherap
Nació en Lhasa, la capital de Tíbet. A los 7 años comenzó su educación monástica en el Monasterio de Sera. Durante décadas se especializó en varias ramas, como Filosofía Budista. Durante todo el año viaja alrededor del mundo.
“La mente es poderosa y tenemos que aprender a darle ese poder cuando está volcada a cosas positivas”.
“Si alguien te dice algo negativo no debes permitirte enojarte porque eso solo te hará daño a ti y al resto”.
Sentado, con las palmas sobre sus muslos, Gueshe Ngawang Sherap conversa pausado y paciente. El maestro budista, quien llegó a Quito hace dos semanas para dictar una serie de conferencias, asegura que la felicidad se alcanza cuando la mente está clara y así basa sus decisiones en el entendimiento y no en un dualismo de lo que es bueno y malo. El Lama, quien nació en Tíbet hace 65 años, visita Ecuador desde el 2002. Hoy, a las 19:00, dictará su última conferencia en el Centro Cultural de la PUCE. Aunque entiende el español, no lo habla, y cuenta con el apoyo de un traductor. En un inglés fluido confiesa que su objetivo es despertar en los seres humanos la comprensión de la mente.
¿Cómo funciona la mente?
Tiene muchos aspectos, por un lado sabe cosas y por el otro las experimenta. Diariamente está en contacto con personas y cosas y ahí se produce, casi siempre, un funcionamiento equivocado.
¿Qué quiere decir?
Si no tenemos entendimiento correcto de la otra persona o de lo que sucede no usamos la mente bien. Basamos nuestras decisiones únicamente en lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Ni siquiera nos detenemos a pensar si eso que queremos es beneficioso para nosotros o si lo que rechazamos nos hace daño. Reaccionamos por nuestro dualismo de querer cosas y rechazar otras, sin reflexionar.
¿Cómo podemos cambiar este funcionamiento?
Dándole menos importancia a lo que nos gusta y a lo que no nosgusta. Sin darnos cuenta a veces rechazamos cosas que nos benefician por tener esa limitación. Un ejemplo simple es cuando estamos enfermos y tenemos que tomar una medicina amarga. Muchos no la toman porque no les gusta, ellos no consideran los beneficios que eso trae y no se curan por rechazar un aspecto de algo que los beneficia.
¿En qué deberíamos basar nuestras decisiones?
En el entendimiento correcto, que es: lo que es beneficioso -me guste o no- debería tomarlo. Lo que es perjudicial no lo tomo. Esto no es difícil, el problema es que nuestra mente da más importancia a lo negativo y así tomamos más decisiones equivocadas.
¿Por qué?
Porque la mente está muy condicionada por hábitos negativos. No estamos ni conscientes ni concentrados en lo que pasa alrededor. Construimos ese hábito sin darnos cuenta de que es negativo, solamente lo hacemos inconscientemente. Si estamos concentrados, en cambio, podemos controlar esos malos hábitos.
¿Un hábito negativo?
El estrés.
¿Qué es el estrés?
Es cuando tenemos que hacer algo y empezamos a sentir que es demasiado y no podemos abarcarlo. Si es trabajo, en vez de hacer una cosa antes y la otra después, simplemente decimos ‘no voy a alcanzar’. El estrés es la inhabilidad de manejar una situación en un momento preciso.
¿Cómo logramos esta atención para no dar tanto espacio a lo negativo?
Prestando atención a nuestras experiencias, a lo que vive nuestra conciencia. Cuando lo hacemos podemos ver cómo funciona la mente. La mente siempre está ahí, pero tienes que aprender a reconocer cuando está experimentando algo, ver cómo reacciona, cómo recibe las interacciones. Así empiezas a disciplinar la mente.
¿Qué pasa si no tenemos disciplina?
No prestamos atención, y por ejemplo si alguien te dice algo negativo enseguida te enfadas. Pero si estás prestando atención y te dicen algo negativo, tú no te enojas porque sabes que eso te hará daño.
¿Por qué es importante controlar nuestra mente?
Porque si no lo hacemos, nuestra mente negativa es la que toma todas nuestras decisiones. Entonces vamos a lastimar a los demás y a nosotros mismos. Además, cuando estás bravo no eres feliz y es una contradicción porque ese es tu verdadero objetivo.