En el parto en agua no se usa analgesia y la madre abraza al bebé minutos antes de que le corten el cordón umbilical. Foto: Cortesía Maternidad La Primavera
De pie, recostada, en cuclillas, de rodillas… la posición no es lo más importante a la hora de dar a luz. En realidad, lo primordial es que la madre elija la más cómoda y que el parto natural sea su primera opción.
En Ecuador, a través del Plan de Reducción de la Mortalidad Materna se impulsa los partos normales con asistencia de especialistas o de personas calificadas para atenderlos. La idea es que la cesárea sea la segunda opción y no la prioritaria.
Incluso, se instalaron en centros de salud y hospitales, como el de Puyo, en Pastaza, en la Maternidad de Corta Estancia Carapungo, salas de Parto Tradicional Humanizado, para que las mujeres puedan dar a luz naturalmente en la forma que elijan.
En Quito, el parto normal está vinculado a una práctica ancestral, por lo que existen 55 parteros indígenas certificados y capacitados por el Ministerio de Salud para evitar la mortalidad materna.
Pero este tipo de partos no se practican únicamente en ese ámbito. En algunas clínicas también se incentiva el uso del parto en agua, para que sea “menos traumático” para el bebé su nacimiento. Fernanda Martínez dio a luz a dos de sus tres hijos en partos verticales, sin analgesia y en agua. Ella afirma que ambas fueron mejores experiencias que alumbrar en posición horizontal, con sueros y luces de quirófano, porque pudo ver nacer a sus bebés en un ambiente más tranquilo y acogedor. Ella dio a luz en la Clínica La Primavera, en Cumbayá. La opción también se ofrece a las madres en el Hospital de los Valles.
La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó que se hagan cesáreas solo por motivos médicos y para salvar la vida del bebé o de la madre, cuando existan riesgos en el embarazo. La OMS determinó que estas no deben superar el 15% de la totalidad de partos.
El organismo señala que en los países en vías de desarrollo existe una ‘epidemia’ de cesáreas, por la facilidad de que los partos sean programados y de corta duración. La cesárea puede tardar entre 30 minutos y una hora, mientras que el parto natural puede tomar varias horas o incluso un par de días.
En Latinoamérica, cuatro de cada 10 partos son cesáreas (38,9%), muy por encima de lo recomendado desde hace 40 años por esta organización: entre 10% y 15%. En Ecuador, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, fueron el 41% de los nacimientos del 2007 al 2012.
Esto es un incremento del 60% en un promedio de 8 años. A nivel rural es donde más creció esta práctica al pasar del 16,1% (1999-2004) al 31,5% (2007-20012). En el área urbana el porcentaje de cesáreas fue del 44,8%. Y la mayoría de las intervenciones se registraron en Los Ríos, Manabí y El Oro.
La ginecóloga Martha Flores, del hospital Metropolitano, relata que hay pacientes que piden un parto quirúrgico, para evitar el dolor. Sin embargo, ella les explica la importancia de privilegiar lo fisiológicamente natural a una intervención médica, que puede tener complicaciones. Como toda cirugía, la cesárea implica un riesgo y su recuperación es más larga: se cortan tejidos, músculos, nervios y fibras.
En cambio, la recuperación de un parto natural es más rápida y el niño llega al mundo de una forma menos traumática, porque con las contracciones sabe que es hora de salir y lo hace poco a poco.
En la Clínica La Primavera, de los cerca de 3 000 partos registrados desde 1999 en ese centro, el 75% han sido en agua, el 3% vertical fuera de ella y el 22% cesáreas, según el obstetra Diego Alarcón.
En la Maternidad Isidro Ayora, en cambio, la cantidad de cesáreas es más alta (un 33% aproximadamente), porque el 85% de embarazos atendidos son de alto riesgo, según su gerente, Humberto Navas.