Una visitante observa la obra en acrílico, denominada ‘Ira Terrena’ de Gloria Cobos, premio compartido. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
El collage de papeles sobre un lienzo sin marco contiene páginas de una ‘novelita’ romántica de los años 50. Incluso se ve lo que parece un poema, con oraciones e imágenes religiosas de las hojas de un antiguo libro de catecismo.
Sobre ese fondo de textos aún legibles, Silvia Quezada Aguayo dibujó en acrílico el desnudo de una mujer en actitud desafiante, lleva chal.
La obra sin título obtuvo el premio compartido del Primer Salón Nacional de la Mujer 2018. Se institucionalizó como un certamen de pintura anual por la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Guayas (CCE-G), luego de que se realizara durante el último lustro como una muestra temática, por invitación, de las artistas de Guayaquil.
El premio adquisición de USD 3 000 de esta primera edición del concurso fue compartido por Quezada, originaria del cantón Durán, y por Gloria Cobos Bohórquez, guayaquileña de la antigua escuela de Bellas Artes, quien se inició en la escultura.
Silvia Quezada es una de las ganadoras del salón. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Cobos presentó una colorida abstracción de evocaciones telúricas y ecológicas bajo el título de ‘Ira Terrena’. Se trata de un acrílico sobre tela que reta al espectador a redescubrir formas y sentidos.
La exposición con las dos obras premiadas y cuatro menciones, en total 45 pinturas en exhibición, permanecerá abierta hasta finales de este mes en la Pinacoteca de la CCE-G en Guayaquil. El Salón está anclado a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, de este mes.
Quezada, estudiante de la Universidad de las Artes, contó que la idea de participar y de crear el desnudo partió de una frase que leyó en Internet: “Si las mujeres seguimos en silencio, la historia se seguirá escribiendo en masculino.
“Quería plantear una reformulación de sentidos en cuanto a la feminidad y al estereotipo de la mujer frágil, casta y sumisa, que son convencionalismos que la sociedad se ha encargado de imponer”, contó la artista. Con el desnudo y con los papales del collage de fondo quiso ahondar en las contradicciones –sentidos y sinsentidos– respecto de la construcción social de lo femenino, explicó.
La artista durandeña celebró el incentivo que supone el certamen, pero echó en falta espacios para el arte contemporáneo, abiertos a nuevas expresiones, soportes y técnicas.
Quezada trabaja de hecho con fotografía, arte-objeto, instalaciones y tecnología.
El jurado concedió menciones de honor a las artistas Gioconda Romero Gómez, Mayra Pacheco y Fernanda Quishpe Paredes. Una mención especial recayó en Rocío Alajo Ponce, de solo 8 años. Seis obras de menores de edad forman parte de la exhibición.
Robin Echanique, director de la Pinacoteca, explicó que las muestras temáticas de los últimos años influyeron en la tendencia de un salón marcado en buena medida por el tema de la maternidad.
“Se ha pensando, como años anteriores, que era un salón donde se hacía un tributo a la mujer, aunque ese no era el sentido necesariamente, el tributo es el salón mismo; y el tema, libre”, dijo el coordinador de la Unidad de Artes Plásticas.
La idea -explicó- fue plantear un certamen sin limitaciones expresivas ni temas impuestos, con el fin de descubrir las aportaciones temáticas y estéticas dentro del género de la pintura que la mujer ecuatoriana pueda concebir.
En el tradicional Salón de Octubre de la CCE-G, donde compiten hasta 250 pintores cada año por los USD 10 000 del premio adquisición, participa solo un 6,5% de obras de mujeres, por lo que el nuevo Salón “busca ofrecer oportunidades de participación”.
Exposición. La muestra estará abierta hasta el 31 de marzo, de 09:00 a 18:00, en la 9 de Octubre y Pedro Moncayo, Guayaquil.
Jurado. Lo integraron las artistas Alla Kondratova, Natalia
Demtchenko, Magdalena Hollander y Martha Rizzo.