Mario Anchapaxi restaura las imágenes en su taller de la calle Rocafuerte. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
La preparación de las esculturas religiosas y sus atuendos no se detuvo en los talleres artesanales en el centro de Quito, pese a la pandemia. Pacientemente, los artistas restauran cualquier imperfección mínima, desgarros o daños graves como fisuras y quemaduras. A través de los años, han perfeccionado las técnicas para reparar las figuras e incluso vestirlas de modo personalizado.
A los talleres llegan imágenes de madera, aserrín, yeso y fibra de vidrio que han permanecido por generaciones entre las familias quiteñas. Las preparan para las misas tradicionales del Niño Jesús, donde demuestran su devoción a propósito de la Nochebuena.
Rocío Carrión y Gonzalo Gallardo son la cuarta generación de artesanos de la familia. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Las piezas rotas son sometidas a distintas técnicas de restauración. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
En creaciones Sandrita, diseñan trajes personalizados para el Niño. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Jefferson Falcón sigue la tradición de su madre Sandra Mendoza en los bordados. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Las piezas rotas son sometidas a distintas técnicas de restauración
Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Los artesanos usan acrílicos para pintar las piezas, sobre todo los rostros. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Las piezas rotas son sometidas a distintas técnicas de restauración. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO