Los niños tsáchilas se unen a la exhibición de sus costumbres. La puesta del achiote en el cabello, los motiva a participar. Foto: Cortesía Tolón Pelé.
El nombre de un proyecto cultural y turístico en la etnia tsáchila es el de un árbol denominado Tolón Pelé de más de 500 años de existencia.
El arbusto está en la comuna Chigüilpe, en Santo Domingo, donde tuvo sus orígenes el plan ancestral Tolón Pelé que se inauguró en el 2009. Esta iniciativa busca el rescate de lo ancestral a través del turismo comunitario y la difusión de otras costumbres tsáchilas como la danza o música.
Esta idea fue retomada recientemente luego de una suspensión de tres meses por cambio de líderes. La nueva directiva retomó el trabajo de este plan el 30 de junio.
Para agradecer la continuidad de este plan, los tsáchilas que lideran esta organización, hicieron ritos y sesiones de shamanismo al pie del arbusto milenario.
Ahí recordaron cómo esta planta de la zona inspiró a un grupo de tsáchilas que crearon el grupo de música también llamado Tolón Pelé.
La agrupación autóctona lleva siete años en carrera y en la actualidad la integran 50 nativos entre hombres, mujeres y niños. Ahora ellos están al frente del proyecto turístico cuyo líder es Agustín Calazacón. Con sus canciones y danzas los hombres exhibieron sus cuerpos pintados y su traje típico el “Mampé Tsampé” (faldilla) de color azul y blanco. Las mujeres lucieron su Tuna (falda) de color amarillo, rojo y azul.
En la presentación de bienvenida a la nueva directiva mostraron el folclor de sus entonaciones. Ese acto coincidió con la visita de un grupo de turistas de Riobamba.
Valeria Castillo, una adolescente que llegó a Tolón Pelé por turismo, se interesó en conocer los instrumentos que son elaborados en base a la madera existente en las siete comunas tsáchilas. Agustín Calazacón explicó a los turistas que uno de los instrumentos más afamados en su etnia es el din dika que es el resultado de un trozo de pambil. Este emite un sonido similar a la campana.
El guarumo, otro instrumento, tiene una estructura con agujeros y es elaborado con caña bambú y con semillas de heliconia. El na pambu tu, en cambio, es el que genera el ritmo de la percusión.
Todos estos elementos al fusionarse con la marimba generan una melodía folclórica que se compagina con la danza de las mujeres tsáchilas.
La nueva administración de Tolón Pelé recurre a la experiencia de sus integrantes para motivar el interés de los visitantes. Sonia Calazacón, guía nativa del proyecto, cuenta a los turistas lo que significa cada aspecto según sus costumbres.
La música, por ejemplo, aporta al crecimiento de la conciencia interior y a la curación de cualquier estado de neurosis, dice. Y es una ayuda fundamental para relajar y mantener un estado mental saludable de paz, alegría y optimismo. Pero la música de Tolón Pelé no solo se reduce a alimentar la paz interior de su nacionalidad. El conjunto frecuentemente representa situaciones de su día a día.
La cacería de animales, los frutos que brotan de los árboles, el caudal continuo de los ríos, las lluvias y la provisión permanente de materiales para la vestimenta se recrean en diferentes danzas.
Una de las proyecciones que se reitera en cada presentación es la pesca que representa una de las actividades fundamentales para la subsistencia de la nacionalidad tsáchila.
Los aborígenes sintieron que el folclor dedicado a la pesca debía estar más presente en sus momentos artísticos para elevar una suerte de manifiesto ante el riesgo de la desaparición de esta actividad. Agustín Calazacón, portavoz, cuenta acongojado el sentir general de los habitantes. “Nuestros ríos ya no son una garantía para la supervivencia de los peces que antes abundaban”.