Yucef Merhi junto a su instalación interactiva. Foto: Xavier Caivinagua/PARA EL COMERCIO
La ‘Poesía Facial’ es una instalación interactiva, que convierte en tiempo real los movimientos corporales en poesías y música. Con esta obra, el artista venezolano Yucef Merhi participa en la Bienal Internacional de Cuenca.
A través de las cámaras de tres computadoras se registran los movimientos de las cejas, la sonrisa y alejarse o acercarse. Con un software, esa interacción se convierte en textos y en melodías. Los poemas fueron escritos por Merhi en Cuenca y específicamente para este certamen cultural.
Los textos y música cambian dependiendo de la interacción con cada máquina. Cuando tres personas interactúan a la vez con las computadoras se logra una coordinación entre todos los textos, que se proyectan en la pared de una sala de exposiciones del Museo de Arte Moderno, en Cuenca.
La idea de esta instalación interactiva surgió cuando el artista trabajaba en un programa de telecomunicaciones interactivas en Nueva York.
Al analizar el reconocimiento de imágenes y con el apoyo de expertos en algoritmos, él identificó que existía la posibilidad de traducir los gestos faciales y del cuerpo en algo distinto, como las imágenes y los textos o la música.
Merhi, de 39 años, es un pionero en el arte digital. Cuando tenía 7 años empezó a explorar y a investigar, porque quería transformar su consola de videojuegos Atari 2 600 en un computador.
Desde entonces se convirtió en un autodidacta. Con el Atari no solo quería jugar Asteroides o Pac-Man sino también programar y crear sus juegos. “Fue un trabajo exitoso no solo en el ámbito técnico de programación sino también cultural”, dice el venezolano, quien está radicado en Cuenca desde hace año y medio, pero no ha dejado sus proyectos en otros países.
Cuando tenía 19 años recién identificó que sus creaciones estaban relacionadas con el arte. Para entonces, sus obras ya se expusieron en museos de Venezuela, Brasil y México. “Apenas tenía conciencia de que estaba haciendo arte y de lo que representa ser artista. Para serlo se necesita un ego de artista, de lo contrario uno es un creador abierto de ciencias humanísticas, ciencias sociales…”.
Su relación con la tecnología siempre estuvo medida con el lenguaje, la poesía y la estética. Según Merhi, cuando se inicia un movimiento global sobre el arte de los nuevos medios, que fue la terminología que se empleó para estos trabajos, sus obras empezaron a tener otra lectura. Fue una más académica e histórica, porque antes era muy experimental.
Entre sus principales trabajos, el venezolano destaca dos. La primera obra a la que se refiere es Reloj Poético, que convierte el tiempo en poemas. Es decir, cada segundo genera un poema. Son 86 400 distintos al día. Cada texto corresponde a un tiempo determinado del día. Esa creación se expuso en Nueva York, Israel, España y Latinoamérica.
El otro trabajo que quiere destacar se titula Máxima Seguridad. Es una instalación que llegó a tener hasta 1 000 metros cuadrados de exposición. Se trata de una suerte de papel tapiz, que es como un virus que ocupa las paredes del sitio donde se exhibe.
Allí están impresos los correos electrónicos de Hugo Chávez, de entre 1998 y el 2004. Según Merhi, interceptó esos correos y los presentó utilizando un sistema denominado Datagrama, que ordena espacialmente la información mediante el movimiento.
“Produce la sensación que uno se está moviendo en la historia”. Se expuso en Los Ángeles, Nueva York, Ámsterdam, São Paulo, Londres…