La belleza del paisaje se aprovecha en caminatas para dar educación ambiental. Foto: Francisco Espinosa para EL COMERCIO
Cada semana, los integrantes de la Asociación de Guardianes Ambientales Montúfar, en Carchi, recorren alrededor de ocho horas por su territorio. Las caminatas por los senderos sirven para verificar que no haya talas ni incendios en los pajonales y árboles del denominado Páramo del Encino. Su nombre se debe a que es uno de los últimos reductos de esta especie de roble.
Se trata de una franja de 700 hectáreas de bosque montano alto. Sin embargo, los campesinos están tramitando la entrega de las escrituras a nombre de la organización, que desde hace una década se dedica a la protección de este paraíso.
Uno de los más experimentados guardianes es Wilson Chulde, que lleva 33 de sus 60 años de vida dedicado a la conservación del páramo y bosque que les provee el agua. Calcula que la zona garantiza uno 20 litros por segundo para una decena de comunidades.
Chulde es oriundo de la Comuna Ancestral de los Pueblos Pastos de Cumbaltar, parroquia Cristóbal Colón, cantón Montúfar. El campesino dirigió la junta de agua de esa localidad, lo que le permitió capacitarse durante un año como promotor agroforestal. Ahí conoció sobre el manejo de cuencas hidrográficas, que involucra el cuidado de este frágil hábitat andino.
El campesino es uno de los 14 activistas que tiene el cargo de inspector honorífico que otorga el Ministerio del Ambiente. Ellos se autoidentifican como descendientes Pasto. Este pueblo ancestral ocupó territorio de lo que hoy es el norte de Ecuador y el Sur de Colombia.
Otras de las actividades que ejecutan son las caminatas que realizan con estudiantes de planteles educativos locales a sitios como las Tres Lagunas.
En este recorrido se les explica sobre flora y la fauna de la zona, señala Bolívar Tarapues, otro de los integrantes de esta organización ambiental.
Los guardianes saben que en estas cimas se pueden observar aves como el águila ‘pechinegra’, cernícalo, curiquingue, halcón peregrino. Pero quizá una de las más representativas es la tangara montana.
En esta caminata con visitantes, allí se observan plantas nativas como el encino, pumamaqui, charmuelan y uvillo. Son especies que se están perdiendo, asegura Wilson Chulde. Señala que intentan hacer un semillero para propagarlo, por lo que requieren de ayuda.
Entre sus intervenciones han podido reintroducir a cuatro erizos en este medio. Los mamíferos de color marrón fueron entregados por vecinos de San Gabriel.
A través de un plan de fortalecimiento, que tuvo apoyo de la Prefectura del Carchi y la Agencia de Cooperación de los Estados Unidos, la Asociación de Guardianes Ambientales Montúfar recibió binoculares, cámara fotográfica, carpas, entre otros equipos, para mejorar su actividad.
La asociación también es parte de la Red Binacional de Guardaparques, que están conformado por seis organizaciones de Carchi y de Nariño, en Colombia.
Una de las actividades permanentes es la caminata por el corredor biológico El Ángel-Quita Sol y viceversa. Estas jornadas, que se realizan en agosto cuando no hay lluvias, se hacen en dos días.
En el primer tramó se llega hasta la parroquia de Tufiño, en Tulcán. En el otro se corona el Quita Sol, un cerro que fue llamado así porque todo el tiempo pasa nublado.
Los integrantes de esta Red participaron en un nuevo proceso de capacitación con el proyecto Integración Regional Fronteriza (Inpandes). El objetivo es contar con un grupo experto para enfrentar incendios forestales, tráfico de animales y especies vegetales, indicó la. técnica Mery Montesdeoca