La Ñusta, la princesa del sol de los cañaris, será electa el 22 de enero

El 22 de de enero de 2016 se elegirá en el cantón Cañar a la sucesora de Silvia Guamán. La vestimenta es un elemento fundamental. Foto: Xavier Caivinagua/PARA EL COMERCIO

El 22 de de enero de 2016 se elegirá en el cantón Cañar a la sucesora de Silvia Guamán. La vestimenta es un elemento fundamental. Foto: Xavier Caivinagua/PARA EL COMERCIO

El 22 de de enero de 2016 se elegirá en el cantón Cañar a la sucesora de Silvia Guamán. La vestimenta es un elemento fundamental. Foto: Xavier Caivinagua/PARA EL COMERCIO

En la antigua estructura social cañari, la Ñusta era la princesa del sol, escogida entre las doncellas. Esa figura persiste entre los indígenas de Cañar, pero ahora es elegida a través de un certamen de belleza.

Cada año, los cantones Cañar, El Tambo y Suscal eligen a la Ñusta en eventos culturales importantes como la cantonización o el Inti Raymi. Cañar, por ejemplo, lo hará el 22 de este mes por los 15 años de la designación como Capital Arqueológica y Cultural del país.

En esta ocasión participarán siete candidatas provenientes de las parroquias rurales con predominio de población indígena: Zhud, Gualleturo, Ingapirca, Chorocopte, Juncal, Chontamarca y General Morales. Allí, fueron elegidas durante fiestas ancestrales y culturales.

En cualquier caso hay requisitos que deben cumplir las candidatas como tener entre 15 y 20 años, ser indígena, dominar el kichwa como lengua nativa y tener conocimientos de las expresiones culturales y saberes ancestrales del pueblo cañari. Además, ser originaria de las respectivas parroquias.

Silvia Guamán, de 17 años, es la Ñusta de Cañar que entregará el reinado. Para la elección y eventos importantes viste un elegante traje típico: blusa blanca bordada en el cuello y puños con figuras de la semiótica andina. Dos polleras gruesas de baeta de colores fuertes como rojo, fucsia o rosada bordada en la parte baja.

El borde inferior delantero de la pollera, que va por encima, es recogido hasta la cintura formando una especie de bolsa y que en la cultura Cañari se la conoce como miklla. Esta técnica la utilizan las indígenas para guardar las semillas que utilizan al sembrar.

Los colores de la pollera representan la riqueza y la diversidad cultural, dice Guamán. Sobre la blusa llevan la huallcarina negra de baeta (paño o rebozo) sujetado con un tupo de plata, que es una especie de prendedor.

Allí, está la imagen de la chacana o cruz andina. Como complemento están las alpargatas y el sombrero blanco de paño que representa la espiritualidad.

La mujer cañari siempre se peina con una sola trenza amarrada al final con una delgada baeta multicolor y como accesorios llevan collares de piedras de colores intensos y candongas.
La ñusta Silvia Guamán heredó las joyas y la pollera de su abuela Toribia Aguaiza, de 74 años. “Es una reliquia cultural”, dice orgullosa.

Patricia Medina, directora de Planificación del Municipio de Cañar, explica que la Ñusta representa a la belleza de la mujer indígena y es la embajadora de la cultura Cañari y de la interculturalidad. Ella preside los eventos sociales, culturales, educativos y deportivos que organiza el Municipio.

Asimismo, colabora en proyectos y programas de orden social, festivales de danza y música… Guamán cuenta, por ejemplo, que una de sus últimas actividades importantes fue la radiomatarón que organizó para recolectar fondos para agasajar a los niños durante la Navidad.

El día de la elección, la Ñusta ganadora recibe una huallcarina (paño) que le colocan con un tupo de plata. Es un símbolo de la riqueza artesanal del cantón.

También, una corona y la cinta. Entre las participantes se elige a la Guacamaya Ñusta y Amaru Ñusta, que simbolizan las deidades (guacamaya y serpiente) de la Nación Cañari y que hace relación al origen de esta cultura.

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