Gladys Grefa sostiene la ‘cola de mono’ que se utiliza para aliviar diferentes dolores. Foto: Fabián Maisanche / El Comercio
Un grupo de mujeres de Pastaza promueve las bondades curativas de las plantas amazónicas, en las mu ciudades de la Sierra centro. Para ese fin participan en ferias que organizan el Ministerio de Inclusión Económica y Social y el Instituto de Economía Popular y Solidaria, en Ambato, Riobamba y Latacunga.
Ellas pertenecen a la nacionalidad kichwa y promueven los conocimientos que les heredaron taitas y mamas.
Norma Guinda y Gladys Grefa llevan a estos espacios pequeñas muestras de diferentes plantas, tallos, hojas, raíces y brebajes o aceites que alivian dolencias. Las utilizan para curar la fiebre y problemas como la caída del cabello, vías urinarias, próstata, dolores estomacales, resfriados y otros.
Guinda cosecha parte de sus productos en la chacra que rodea su casa, ubicada en la comunidad Boyacu Puyo, perteneciente a la parroquia Teniente Hugo Ortiz, en Pastaza.
Otra parte de las medicinas las consigue en el interior de la selva. La delgada mujer de manos arrugadas cuenta que debe caminar entre una y dos horas hasta donde se encuentran los árboles.
De allí extrae las cortezas que afirma son curativas como la uña de gato, piel de boa, palo santo saragosa y la lágrima del árbol o humcos. Esta última es un aceite que brota de los árboles y que después de varios meses se solidifica.
Guinda indica que se asemeja a una piedra pero al poner al fuego se enciende. Los humcos sirven para limpiar las malas energías de las casas o el ‘mal aire’ de niños y adultos.
Otra de las plantas que se venden en la feria es la sangre de drago. El líquido oscuro se obtiene de un árbol que tiene el mismo nombre y sirve para curar la artritis o como cicatrizante. Asimismo para eliminar los hongos, granos, manchas y granos faciales.
Mientras que el tallo del urco mazon se promociona para aliviar dolencias causadas por el cáncer y la diabetes. La corteza del chuchuhuasi tiene propiedades analgésicas y tonificantes. Calma dolores reumáticos, artritis, osteoporosis y malestares musculares.
Guinda indica que la planta uña de gato elimina los virus y las bacterias que causan enfermedades comunes.
Los componentes curativos de la planta alivian la artritis, la gota y otros problemas relacionados. Se cree que los alcaloides presentes en esta hierba son de mucho beneficio para la memoria y fortalecen los sistemas digestivo e inmunológico.
El ambateño Ángel Moposita fue uno de los asistentes de la feria que se realizó en el parque Cevallos el pasado viernes. El hombre, de 49 años, adquirió el ajo de monte.
Esta planta que se caracteriza por tener un olor similar al ajo es consumida por los indígenas de las nacionalidades amazónicas por tener propiedades curativas. Además, asegura, ayuda a mejorar el ánimo y evitar la depresión.
El trabajador indica que esta planta la consumía cuando laboraba en Pastaza. Cuenta que los indígenas kichwas utilizaban sus tallos, raíces y hojas para consumirlos o los frotaban en las partes del cuerpo donde sentían dolor, como antiinflamatorio para la artritis, artrosis, reumatismo y otras.
“Cuando nos dolía la cabeza se usaba para aliviar el dolor y los indígenas también lo utilizaban como repelente de mosquitos”, recuerda Moposita.
Otros productos por los que preguntaban los ambateños eran plantas de chambira, miel de abeja, palo santo, leche de sanguis, chandira, saragosa y hojas de guayusa.
La guayusa es considerada la planta amazónica más beneficiosa de la Amazonía, porque aporta energía y es un estimulante para sus consumidores.
Grefa indica que se usa como desinflamante para desintoxicar el hígado y los riñones. Sirven también para realizar limpiezas, baños calientes, aliviar dolores estomacales, problemas de circulación, tos, resfríos y otro tipo de dolencias.
“A mis dos hijos les doy un poco de agua de guayusa y se les pasa la fiebre o cuando están resfriados. Con esto nos curaba nuestra madre”, asegura Grefa.