Los rostros de la inclusión dan otra mirada a la pantalla chica

Aprendamos es un programa de educación a distancia por televisión del Municipio de Guayaquil. Cumplió 11 años. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Aprendamos es un programa de educación a distancia por televisión del Municipio de Guayaquil. Cumplió 11 años. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Aprendamos es un programa de educación a distancia por televisión del Municipio de Guayaquil. Cumplió 11 años. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Una cámara de video entró a sus vidas. Estuvo cuando David escribió un cuento en braille. Ingresó a casa de María Méndez para captar el cariño hacia su hijo Joel, con autismo. Acompañó a Nelly a su trabajo, en su silla de ruedas. Y transmitió el amor de Claudia y José a través del lenguaje de señas.

Ellos son algunas estrellas del curso de inclusión Todos somos iguales, todos somos diferentes, del programa ‘Aprendamos’. Se trata de un taller que se transmite por televisión nacional y que hizo un ‘zoom’ a las familias con hijos que tienen discapacidad. Su primera emisión fue en 2013 y desde noviembre pasado está nuevamente al aire junto a la campaña: Escúchalo de un experto, que tiene eco en Facebook.

Sus 20 capítulos, en género documental, hacen un recorrido por la diversidad, los sentimientos ante la llegada de un niño con discapacidad al hogar, la esperanza y el trabajo en equipo. Es una ruta hacia la inclusión, un viaje que, según sus relatos, puede tornarse rápido o lento, con paradas inesperadas, con algunos obstáculos, pero sobre todo con alegría.

La familia de Tomás fue una de las cuatro protagonistas. Fuera de cámaras, Tatiana Garcés recuerda cuando un médico dijo que su hijo nunca hablaría. Pero el adolescente, de 14 años, venció el diagnóstico y supera poco a poco su discapacidad auditiva. “Compartimos nuestra vida para que otros padres se identifiquen. No hay por qué ocultar a los chicos,
no hay por qué callar”.

Beatriz Avilés lo comparte y expresa el orgullo que siente de Dennis, su hijo de 23 años, quien aparece en varios capítulos. El síndrome de Down no evitó que terminara el colegio, tampoco le impidió conseguir empleo en un local de comida rápida. “No hay que perder tiempo. Mientras más temprano se busque ayuda se puede superar más rápido la discapacidad y este programa es una herramienta importante para lograrlo”, cuenta Beatriz.

María Laura Cruz está de acuerdo y por eso su familia no dudó en ser parte de los protagonistas. A los 14 años sufrió un accidente que lesionó su columna y que le impidió caminar por algún tiempo. Hoy, a sus 23 años, el andador que le acompaña por los pasillos de la universidad Casa Grande es parte del nuevo rumbo de su vida. “Estudio Ciencias Políticas y me gusta mucho la gestión pública. Definitivamente quiero hacer algo a favor de las personas con discapacidad”.

Historias como estas son cotidianas y cercanas para el 5,6% de la población nacional, que representan a los 816 156 ecuatorianos con algún tipo de discapacidad.

Son también la esencia del guión de esta serie de ‘Aprendamos’, que busca ir más allá de esa cifra para crear conciencia, como resalta Pedro Aguayo, presidente ejecutivo de Fundación Ecuador, ejecutora del programa del Municipio de Guayaquil. Con su relanzamiento esperan superar los 70 000 inscritos.

El sistema que aplica ‘Aprendamos’ abarca tres áreas: los programas de televisión -que duran tres meses (11 canales los transmiten sábados y domingos a las 07:00, también hay un canal en YouTube o se puede descargar en iTunes U)-, un libro-guía que se entrega gratuitamente luego de la inscripción y tutorías vía telefónica, por Internet o personalizadas en los centros de atención municipal. “El principal resultado es el empoderamiento de las madres. Ellas ahora son las expertas”, explica Aguayo.

Esa fue la pauta para esta segunda emisión, que va de la mano con la campaña Escúchalo de un experto, una iniciativa de alumnos de la Casa Grande -entre ellos María Laura-, y que agrupó a algunas madres que vieron el primer curso. Ellas son las expertas que comparten sus anécdotas a través de un perfil de Facebook que está por superar los 700 ‘likes’.

Ana Luisa Pin pasó de estar frente al televisor a dar consejos a otras familias ‘online’. El programa le ayudó a expresar abiertamente el dolor que vivió cuando Jorge nació con síndrome de Down y la sonrisas que ahora le arranca su hijo de 17 años, quien disfruta de la lectura y de los juegos con su hermano. “Es un niño ordenado, extrovertido. La unión familiar es la clave para salir adelante”.

Marcia Gilbert, rectora de Casa Grande, es una de las autoras del texto que acompaña el programa. Sus páginas van desde la experiencia de las familias hasta la búsqueda de una sociedad más inclusiva.

La educadora explica que en los años 60 y 70 se hablaba de integración de las personas con discapacidad, término que se limitaba a ‘ser parte de’. Luego fue reemplazado por la inclusión, que va más allá y abarca recursos, acciones y políticas públicas. “Todos somos diversos. Se puede ser distinto por peso, raza, religión, pero también por ciertas condiciones del cerebro o de los sentidos que se desarrollaron de otra manera”. Ese es partedel mensaje que estará al aire en la televisión hasta fines de enero.

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