Estudiantes de planteles educativos de la zona urbana y rural reforestaron la zona. Fotos: Álvaro Pineda para EL COMERCIO y cortesía Fausto Farinango
Un manto blanco cubre repentinamente la cima del páramo de Cusín, en la comunidad de Cochas, en el suroriente de la provincia de Imbabura.
Esta parcialidad, habitada en su mayoría por indígenas del pueblo Karanki, debe su nombre a las cuatro lagunas estacionarias que dependen de esta época del año para conservar su espejo de agua.
“En cualquier momento puede caer la lluvia”, advierte Alejandro Churuchumbi. Los meses de mayor precipitación van de febrero a mayo. El frío se acentúa en este paraje andino.
Este campesino, nacido hace 62 años en la localidad, asciende por un camino de tercer orden, flanqueado por un ecosistema herbazal de páramo.
De caminar firme, Churuchumbi observa que las plantas de arrayán y aliso recién sembradas se adapten en suelo.
Especies de plantas de la familia Asteracea (Cardus sp) se registran en este páramo comunitario.
Unas 450 personas trasplantaron 1 000 plántulas de estas especies en una zona comunitaria de 25 hectáreas, mediante una minga realizada el 1 de febrero. Churuchumbi comenta que logró injertar tres matas.
La labor comunitaria es motivada por la campaña de forestación y reforestación con fines de conservación y protección Por mí, por ti, por todos; que se ejecuta en la parroquia Angochagua. La meta es producir y diseminar en las áreas comunitarias 45 000 plantas de pumamaqui, quishuar, aliso, arrayán y matache.
Para ello, mediante un convenio con la Empresa Eléctrica Regional del Norte, se implementó un vivero en el que se producen especies nativas, ornamentales y frutales.
Variedad. Aves como los mirlos (Turdus fuscater) es una de las especie más comunes en Cochas.
Cochas posee, además, 188,79 hectáreas de pajonales que son protegidas por los comuneros. El objetivo, a más de garantizar la dotación del agua, es ingresar al programa estatal Socio Páramo, del Ministerio del Ambiente.
El área comunitaria colinda con un bosque de pino de aprovechamiento forestal, de propiedad particular.
Las familias de Cochas se han percatado que el sitio funciona como un colchón de agua y que regula la distribución del líquido, asegura Fausto Farinango, técnico de la junta parroquial.
En el sector conocido como Turupamba poseen dos captaciones, de 1 litro por segundo cada uno, que están destinadas al consumo humano. Aquí, la junta de agua local sacia la sed de 218 usuarios, explica el operador Pedro Sandoval.
Propuesta. Los comuneros buscan que esta área comunitaria sea beneficiada con el proyecto de Socio Páramo. Considera que este apoyo permitiría mejorar su manejo.
En la zona también hay una cascada. No hay un sendero de ingreso. Los vecinos de este salto de agua, de 10 metros de alto, lo denominan Yana Fakcha.
Los comuneros, a través de mingas, mantienen caminos cortafuegos para evitar la propagación de las llamas en caso de presentarse algún incendio forestal.
La última limpieza se hizo en diciembre. La idea es fortalecer la conservación del páramo, señala Wilson Lechón, presidente de la localidad. El campesino fue escogido en una asamblea comunitaria como guardabosque. También se dedica a la reforestación.
La vocación ambientalista también beneficia a animales como conejos, lobos de páramo, mirlos, torcazas, gavilanes, curiquingues, entre otros.
Las montañas están tapizadas por pajas como Stipa, pequeñas rosetas y otras hierbas minúsculas de varios géneros.
Rosa Colimba, presidenta de la junta parroquial, destaca el cuidado que ofrece la población al entorno natural. En toda la jurisdicción se han contabilizado 154 especies vegetales, tanto en el área del bosque nativo como en el páramo.