El famoso arpero Mariano Cachimuel, que paseó su arte por varios países, se presentó el sábado 28 de julio del 2018. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.
De su padre no solo heredó el apelativo, también su habilidad para la música. El artista kichwa Mariano Cachimuel, conocido como ‘taita’ Chavo por sus amigos, es un diestro intérprete del arpa.
Su fama permitió que fuera incluido entre los primeros músicos del proyecto Huyayay Arte, que desde el 21 de julio pasado alegra todos los sábados la Plaza de Ponchos, con el aporte de músicos locales.
El estreno entusiasmó a este maestro de los ritmos autóctonos de 60 años de edad. Se inició temprano en la música. Hace más de cuatro décadas aprendió a tocar el arpa, solo.
Recuerda que cuando tenía 16 años laboraba en un taller de tejido, en Peguche. Todo el día escuchaba los ritmos nacionales que escapaba de una casa vecina. Eso reafirmó más su gusto por la música.
Tenía raíces de esta actividad. Cuando tenía cuatro años su padre Miguel, quien también interpretaba la flauta, el pífano y la guitarra, le enseñaba a tocar el rondín.
Un buen día decidió arrancarle música a un arpa que le compró a un vecino. Así inició esa aventura artística que le permitió conocer España, Francia, Bélgica, Alemania, Suiza, Australia, Austria, Indonesia, Estados Unidos, Panamá y Venezuela, integrando los grupos Ñanda Maniachi, Imbayakuna e Ilumán.
Como todo buen músico tiene un instrumento al que le tiene un aprecio especial. Es un arpa de 34 cuerdas que fue fabricado personalmente por Mariano Cachimuel, hace dos décadas. Le elaboró usando madera de caoba fina y los detalles que recordaba de un antiguo instrumento que pasó por sus manos.
‘Taita’ Chavo se presentó en una tarima, que el sábado último se instaló en el frente de la Casa de Turismo. Mario Orlando, de 24 años, es el único de sus cuatro hijos que tiene el gusto por la música. El último fin de semana le acompañó a su padre en la percusión.
Aunque la feria artesanal de la Plaza de Ponchos se realiza todos los días, el sábado tiene mayor concurrencia de artesanos, comerciantes y visitantes.
En los puestos de venta se ofrecen artículos de la localidad, pero además de varios sitios del país y del extranjero.
Los textiles que se elaboran en parcialidades de Otavalo resaltan en el colorido mercado. También hay artículos de orfebrería, cerámica, madera, pintura, talabartería, bisutería…
Esta última es la especialidad de Yami Conejo. Cada sábado, desde hace cerca de 10 años vende en este mercado.
El objetivo de Huyayay Arte es apoyar la dinámica de turismo y comercio de este ícono imbabureño. Además visibilizar a los artistas de música y danza tradicional de Imbabura, explica Rafael de la Torre, técnico del Municipio local.
En esta iniciativa también podrán participar exponentes de teatro. Los solistas o grupos musicales deberán usar instrumentos autóctonos, por lo que no están permitidos aparatos electrónicos. Otro de los requisitos es que los artistas deben lucir traje tradicional.
Algo similar deberán hacer los conjuntos de danza, quienes deben exhibir ante el público varias coreografías.
Esta iniciativa ha tenido buena acogida. Kevin Campo, vecino de Otavalo, disfrutó de la presentación de ‘taita’ Chavo. Considera que también es una buena vitrina, especialmente para los nuevos intérpretes de la provincia.