La modista Olga Pasto arregla la ropa indígena en su local ubicado en el ingreso de la ciudad de Guaranda. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
La vestimenta tradicional de los indígenas de las comunidades de la provincia de Bolívar se comercializa en cinco lugares del cantón Guaranda.
Los coloridos atuendos se encuentran en los tres días de feria que se realizan en la urbe andina. Además, en los almacenes que se localizan en el ingreso de la urbe, en los alrededores de la plaza Roja y en el interior de la plaza 15 de Mayo.
Allí, los sombreros blancos, bayetas, blusas, fajas bordadas, anacos, alpargatas y más están arrumados en los anaqueles de los locales. En otros espacios se exhiben el poncho rojo, los zamarros, zapatos, sombreros de paño y otros accesorios introducidos a su vestimenta por los indígenas.
Olga Pasto tiene su pequeño local en el ingreso a Guaranda. El emprendimiento surgió por la necesidad de sus vecinos de adquirir nueva vestimenta y continuar ofertando sus productos desde el 2016.
La mujer apiló en una estantería de cristal los artículos de cuero, las gorras de lana, los ponchos y artesanías elaboradas en cabuya y cuero. En pequeñas cajas hay collares, aretes, prendedores y pulseras.
En la pared colgaron alpargatas de diferentes modelos y blusas con diferentes diseños bordados a mano y en máquinas. La modista, de 48 años, indica que las blusas de color blanco con bordados son su principal obra. Explica que en las blusas se bordan con tonos amarillos, verdes, azules, rojos, tomates y otros. Con sus hábiles manos y la ayuda de una aguja e hilo dan forma a las hojas del maíz, plantas medicinales, las espigas de la cebada, las flores de la papa y las aves de los pueblos indígenas.
“Cada uno de los detalles que se bordan se hacen con colores vivos. Nuestro almacén es pionero en traer mercadería de otras urbes del país que hemos adaptado para que luzcan las mujeres”, indica Pasto.
Pero no solo las blusas confeccionadas en Ambato, Riobamba o Latacunga se comercializan en los mercados de Guaranda. También se venden los sombreros blancos elaborados con la lana de borrego, harinas y gomas del cantón Pelileo, en Tungurahua.
Los comerciantes colocan una cinta de color para identificar a los pueblos Warankas, Simiatugs, Caseiches, Rayos, Guanujos, Veintimillas y Tomabelas, de los que hay en las provincias vecinas.
La vendedora Maribel Rea explica que los indígenas gustan del sombrero porque es elegante y fino. Otra de las razones es porque en la provincia no hay un artesano que se encargue de la fabricación. La riobambeña, de 39 años, arriba al mercado 10 de Mayo todos los sábados. Lleva dos costales con blusas, camisas, anacos y fajas de diferentes tallas.
“Los compradores gustan de colores bonitos que tengan símbolos de la Madre Tierra, aves y plantas. La identidad de los indígenas guarandeños se está reafirmando”, explica Rea.
Las adaptaciones en las prendas de vestir indígenas no pierden la esencia de la comunidad Verdepamba, ubicada en el sur de la urbe.
Clementina Charco comenta que muchos jóvenes estaban abandonando su vestimenta pero con el cambio de telas y colores se mantiene. “Los locales traen bonita mercadería con variados diseños. Eso es bueno, porque así no nos ponemos la ropa de los mestizos”, indica Charco.