Los integrantes de Juventud Andina visten sus trajes autóctonos en cada presentación. Foto: Modesto Moreta / El Comercio
Visten un anaco negro, una blusa bordada con hilos de cuatro colores (amarillo, verde, morados claro y oscuro), bayeta negra y un sombrero ala ancha blanco confeccionado con lana de borrego.
Es el traje que llevan ataviadas las 12 integrantes del Grupo de Danza Intercultural Juventud Andina. Pamela Tisalema, directora de la Agrupación, cuenta que iniciaron su trabajo hace un año con el propósito de rescatar la música y la danza de sus ancestros.
Está integrado por jóvenes, de entre 8 y 15 años, de la comunidad indígena Tomabela, localizada en la parroquia Santa Rosa al sur del centro de Ambato. El objetivo es que la gente conozca a este pueblo, la danza, música y las tradiciones de su gente.
En sus indagaciones lograron rescatar la danza con los ritmos autóctonas como el Yumbo, el Danzante, el Sanjuanito. “Nuestro baile se guía por el sonido de la flauta, el pingullo, la ocarina y el bombo. En nuestra comunidad ya se escuchaba poco, especialmente en los matrimonios y fiestas ancestrales como el Inti Raymi y otras celebraciones y ahora lo estamos rescatando”, dice Tisalema.
La promotora cultural asegura que los movimientos de los pies son rápidos y similares a los que hacen las aves. “Los arreglos fusionaron los movimientos autóctonos con algo de contemporáneo, manteniendo los rasgos andinos en cada una de sus coreografías ejecutadas con ritmos. Buscamos que nuestra vestimenta, danza, música, kichwa y cultura no se pierda”, dice Tisalema.
Explica que el apoyo de los coreógrafos ha ayudado a que el grupo, en poco tiempo, tenga presencia a escala provincial. Se presentaron en varios escenarios de Ambato y otros cantones de Tungurahua. “La idea de nuestro proyectos es llegar a escala internacional, proyectar nuestra cultura a otros países”, añade Tisalema.
Asegura que en la investigación también encontraron que los hombres vestían con pantalón de bastas anchas y camisa blanca. Vestía dos ponchos uno de color blanco con borlas negras y encima el azul claro, pero fue cambiando. Ahora es con bastas estrechas camisa y el poncho azul.
Una de las integrantes es Diana Jinde, de 15 años. Es una de las jóvenes fundadoras del grupo. Explica que con el baile y la investigación poco a poco están rescatando la danza y la música de su pueblo. “Nuestra cultura se estaba perdiendo, pero ahora podemos estar orgullosos porque recuperamos la vestimenta, el baila, la música y el idioma”, dice Jinde.
También Diana Jinde danza en la agrupación. Está alegre porque a través del baile va heredando lo que sus taitas mamas realizaban antiguamente.
Eso busca Tisalema, que cada uno de los integrantes del Grupo Juventud Unidad sienta y vibre con la danza.