Gestores impulsan la tradición montuvia

El grupo Son Montuvio se presentó con su proyecto en la zona de la Manga del Cura. Foto: Bolívar Velasco/ EL COMERCIO.

El grupo Son Montuvio se presentó con su proyecto en la zona de la Manga del Cura. Foto: Bolívar Velasco/ EL COMERCIO.

El grupo Son Montuvio se presentó con su proyecto en la zona de la Manga del Cura. Foto: Bolívar Velasco/ EL COMERCIO.

La danza, que es representada en los amorfinos tradicionales del pueblo montuvio, recoge una serie de episodios de los ancestros manabitas. Ahora busca tener más espacios en la cultura de la provincia. Al menos cinco grupos de baile autóctono conformaron un frente para que este arte sea considerado en los actos públicos-culturales que se celebren.

Todo parte de un registro documental de Jesús Álvarez, músico del cantón Chone, que hace tres décadas inició un registro de los principales rasgos de la música y danza montuvia. Este gestor cultural impuso un mensaje que a lo largo de años ha sido replicado.

En su momento dijo que el manabita siempre ha sido amigo del baile y de la música alegre. Así fue cómo la danza tuvo más lugar en los rincones populares de Manabí. Yuri Palma, director musical del grupo Mentaos de la Manigua, indica que con la recuperación de esta información y del patrimonio sonoro, los grupos que muestran el folclore en la provincia han podido representar cómo bailaban los montuvios de la época.

Él destaca tres ritmos que con los años se definieron con ciertas incorporaciones dancísticas y que no hicieron que se perdiera la esencia.

La jota montuvia, el galope montuvio y el amorfino están entre los más populares. Según Palma, esto no solo es una manifestación literaria, sino una expresión musical. En el escenario todo parece estar sincronizado bajo el sonido que emiten las guitarras y los requintos. De esa forma, las parejas se ubican frente a frente hasta encontrarse entre sí.

La mujer se contonea con las manos en la cintura y luego el hombre gira a su alrededor. Luego surge otro ritmo ‘costillar’. Los primeros montuvios lo bailaban en los salones y su manifestación era símbolo de seducción, según los registros del músico Jesús Álvarez.

Víctor García, quien es parte de Son Montuvio de Portoviejo, dice que todo el registro que se ha recopilado sobre la danza montuvia será entregado a la Prefectura de Manabí. La idea es que la entidad impulse una política cultural para la revalorización de esta tradición.

Los activistas de este pueblo coinciden en que los espacios para la cultura montuvia solo están presentes en las fechas de cantonización o provincialización. Por eso piden que se la tome en cuenta en días cívicos, cada lunes.

Priscila Gómez, otra activista cultural, ve importante que las nuevas generaciones conozcan del tema. Ella es bailarina e instructora de la academia Ama de Portoviejo. Enseña, por ejemplo, cómo el paso de la puerca raspada es motivo de alegría y regocijo para el montuvio. Con este movimiento no hay quien no suelte una carcajada. “Son figuras que se trabajan con la vestimenta para dar un bonito espectáculo”, explica.

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