Al tsáchila José Aguavil se le destruyó su casa durante el terremoto del pasado 16 de abril de 2016. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Cuatro comunas tsáchilas resultaron afectadas con el terremoto del pasado 16 de abril y las posteriores réplicas.
En Los Naranjos, El Cóngoma Grande, Otongo Mapalí y El Poste, 10 viviendas se afectaron total y parcialmente.
Aunque según la Gobernación tsáchila aún no se terminan de recorrer las comunas. La cifra podría aumentar.
Ese es el caso de Elías Aguavil. Con el movimiento telúrico de 7.8 grados en la escala de Richter, el techo de su casa se desplomó y en las paredes se formaron grandes grietas.
Aguavil debió construir una casa provisional con caña guadúa. Ahí duerme junto con su esposa y tres hijos.
La cocina la improvisaron en un espacio cercano a la casa destruida, que no es un sitio seguro. “Debimos acomodarnos como pudimos, para seguir con nuestra vida, pero estamos muy nerviosos de que la casa se termine de caer”.
El constructor José Viña aseguró que las viviendas tsáchilas se afectaron con el terremoto y las réplicas porque no estaban construidas técnicamente. “En un recorrido que hicimos hace un tiempo comprobamos que la mayoría de casas no tienen columnas”.
Aguavil recuerda que construyó su casa hace unos 15 años en la comuna El Cóngoma Grande. “Nos la regalaron unos voluntarios católicos, que hacían misiones en las comunas. En realidad yo no sé mucho de construcciones porque me dedico a la agricultura”.
La propiedad de Aguavil no tiene columnas al igual que la de José Calazacón, que también vive en El Cóngoma.
Él asegura que su propiedad se desmoronó como si fuera una galleta. Aún conserva los escombros en el patio de su casa. El inconveniente de la casa es que se levantó en un terreno inclinado e inestable.
El gobernador tsáchila, Javier Aguavil, señaló que desde el terremoto se empezó a recorrer las siete comunas tsáchilas y se presentaron informes a las autoridades de la provincia.
“Pasaban los días y no se hacía nada”.
Por eso, recurrió al Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi). Ellos evaluaron los inmuebles afectados y diagnosticaron que 10 familias estaban en condiciones de recibir el bono para reconstruir o levantar nuevamente sus viviendas.
Durante estos tres meses, los tsáchilas se inscribieron en el registro único de damnificados y luego reunieron los documentos para acceder a los bonos de USD 4 000 y
10 000. “Los trámites fueron más largos porque nosotros no tenemos escrituras individuales sino colectivas. Entonces se debió conseguir certificados que prueban que esa parcela le pertenece a la familia del damnificado”.
Según el Miduvi, el lunes pasado se tenía previsto entregar los certificados que acreditan el bono a los damnificados, pero las réplicas del pasado 10 de julio hicieron que la agenda se cambiara. “No hay una nueva fecha aún. Pero ya todo está listo”, dijo Aguavil.
Luego del certificado, los técnicos del Miduvi deberán hacer una inspección para determinar si el tipo de suelo es el idóneo para la construcción.
Mientras tanto, Calazacón y su familia fueron acogidos en la casa de su abuela materna María Aguavil.
“Es mejor estar unidos hasta que se acaben los temblores”, dijo María Aguavil.
Agustín Calazacón, de la comuna Los Naranjos, también fue afectado con el movimiento telúrico. Las paredes de su casa se cuartearon y el techo se derrumbó. “No se puede vivir ahí. Como fuimos favorecidos con el bono esperaremos”. Ellos también fueron acogidos por parientes.