Un páncreas artificial para personas con diabetes tipo 2 duplicó el tiempo en que la glucosa se mantenía en un rango objetivo y redujo a la mitad el de niveles altos. Esto en comparación con el tratamiento estándar.
Unos 415 millones de personas padecen diabetes tipo 2 en el mundo, lo que supone un gasto sanitario anual de USD 760 000 millones. Así lo recuerda el estudio coordinado por la Universidad de Cambridge y que publica Nature Medicine.
La diabetes de tipo 2 hace que los niveles de glucosa -azúcar en sangre- sean demasiado elevados. La enfermedad se trata con una combinación de cambios en el estilo de vida -mejora de la dieta y más ejercicio, por ejemplo- y medicación, con el objetivo de mantener bajos los niveles de glucosa.
El páncreas artificial es un dispositivo que combina un monitor de glucosa convencional y una bomba de insulina. Además, una aplicación se ejecuta mediante un algoritmo que predice cuánta insulina se necesita para mantener los niveles de glucosa en el rango objetivo.
Los participantes en el estudio aseguraron que entre las ventajas clave del dispositivo está no tener que inyectarse y el aumento de la confianza en el control de la glucosa en sangre. Las desventajas fueron el aumento de la ansiedad ante el riesgo de hipoglucemia y las molestias prácticas derivadas del uso de los dispositivos.
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