La pequeña isla no solo conserva una de las mayores tradiciones ancestrales del pueblo afrodescendiente. La playa y el estuario de Portete, en Muisne, al sur de la provincia de Esmeraldas, es aún un territorio virgen. Recorrer sus 6 kilómetros de extensión es un privilegio para quienes llegan motivados por conocer la travesía que permitió el arribo de los primeros esclavos negros al Ecuador.
Portete encarna ese pasado de la historia en la figura de Alonso de Illescas, un líder del pueblo afro que es recordado en la zona con un monumento que se encuentra en el acceso a la playa.
Fue hace 468 años cuando 23 negros y cimarrones, bajo el mando de Illescas, lograron su libertad tras el naufragio de un barco en ese territorio esmeraldeño.
La ruta del navío era entre Panamá y Perú, pero el mal tiempo hizo que Portete se convirtiera en una de las paradas obligadas para conseguir alimentos.
Hoy sigue siendo un punto de encuentro de aventureros que buscan sitios para descansar y relajarse por fuera de playas muy concurridas. Portete no es tan visitada y no porque sus habitantes lo impidan. Sin embargo, estratégicamente tratan de que se mantenga de esa forma al racionar los viajes fluviales que permiten llegar en lanchas a esa isla.
A partir de las 18:00, la flota que da el servicio suspende sus actividades y quienes no alcanzan a salir deciden acampar.
Esta playa sureña es mágica para quienes han disfrutado de sus encantos. El turista argentino Manuel Toubes la describió en su blog.
“Increíble playa de Ecuador, a mi parecer la más linda de todas. Desde Mompiche hacia el sur, pasando la playa negra, se encuentra esta increíble playa de características caribeñas. Arenas blancas y aguas turquesas, con miles de enormes palmeras que dan sombra para que puedas recostarte en la arena”. Portete es parte de un circuito denominado turismo etnocultural, que incluye nueve destinos de la ‘Provincia Verde’.
La ruta fue diseñada por la Prefectura de Esmeraldas para promocionar el turismo cultural del pueblo afro y la etnia Chachi. A lo largo de ese trayecto también se pueden experimentar aventuras y ecologismo.
El excoordinador zonal del Ministerio de Turismo en Esmeraldas, Carlos Acosta, explica que la idea de esta ruta es generar una diversificación de los destinos.
Promoción tradicional
Tradicionalmente a la provincia se la ha publicitado por sus reconocidas playas Las Palmas, Tonsupa, Atacames, Súa y Mompiche.
Pero con la ruta etnográfica se busca dar a conocer esos espacios poco explorados, como las playas Tongorachi, en Muisne; y África, en Rioverde. Ambas tienen características similares y son promocionadas como espacios apacibles. A simple vista lucen desoladas, pues apenas conservan tierras para sus pequeños ‘pueblitos’, dice el guía turístico, Tomi Preciado.
Eso las hace ideales para las caminatas y para descansar tan solo cobijados por el ruido de las aguas del Pacífico y la brisa marina. Tongorachi tiene una vista única que se observa desde su acceso.
Cuenta con una ensenada que hace que el ocaso sea mágico a partir de las 17:00. Quienes llegan a este destino cuentan que se logran unas fotografías muy coloridas.
El reto que buscan lograr los visitantes es subir a la parte más alta de la bahía, para conseguir las mejores postales. Con el tiempo se fueron diseñando rutas y barandas improvisadas para escalar.
Pero no es solo eso; también se disfruta de sus deformaciones existentes al borde de la playa. Es como ir dando ‘saltitos’, por lo que parecieran ser unos arrecifes.
Mientras se camina por esos espacios irregulares se produce un deleite por el vaivén de las olas, que golpea con fuerza en ciertos tramos. En la época de aguaje no es aconsejable hacerlo, ya que las olas alcanzan grandes alturas.
Sin embargo, hay quienes aprovechan ese período para aventurarse al surf.
Un museo en el norte
La playa África no tiene esas características, pero sus oleajes alguna vez premiaron a sus 100 habitantes. Hace décadas en su borde costero aparecieron restos de las reliquias de la Cultura La Tolita.
El antropólogo Xavier Vera indica que los aguajes desenterraron vestigios de esos pueblos originarios y que hoy siguen apareciendo, en lo que fuera una suerte de espacio para ofrendas.
En los hallazgos aparecieron figuras antropomorfas que motivaron a los vecinos a construir un museo. El lugar es toda una atracción para los turistas.
Los guías del sitio cuentan que es privilegiado, ya que la Cultura La Tolita tuvo su mayor asentamiento en el cantón Eloy Alfaro, ubicado dentro de esa ruta, pero más hacia el norte.
161 destinos en las rutas
Las nuevas rutas turísticas esmeraldeñas fueron diseñadas por una consultora que encontró esas nuevas oportunidades, luego de un amplio diagnóstico.
En la Mesa de Turismo Provincial, que se conformó para ese fin, se identificaron 161 atractivos.
El plan contó con financiamiento internacional.