Katya Cazar, directora de la Fundación Bienal de Cuenca. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
¿La XV edición de la Bienal de Cuenca se celebrará en este 2020?
El cierre técnico de la última edición de la Bienal de Cuenca fue el 8 de agosto del 2019, con el lanzamiento de su catálogo. Si pensamos que la bienal se realiza cada dos años, nosotros ya habíamos previsto antes de la pandemia la posibilidad de hacerla en el primer trimestre del 2021, porque era una fecha
interesante dentro del mapa de bienales, pero con lo que estamos viviendo tendremos que replantear esa propuesta.
La edición XIV de la Bienal de Cuenca se inauguró en noviembre del 2018. Más allá del cierre técnico, ¿no correspondía que la nueva edición se inaugure en noviembre de este año?
No, porque como mencioné la bienal se calcula a partir de su cierre técnico. No se podía pensar en una bienal cuando todavía existían procesos y convenios por cerrar y obras que por problemas logísticos no habían sido enviadas. Lo que teníamos planificado para noviembre de este año era la apertura de la Colección Bienal, que por la emergencia sanitaria solo va a ser puesta en escena de manera digital.
Uno de los problemas en las últimas ediciones fue el tema presupuestario, ¿cómo se va a financiar la nueva edición de la bienal?
La bienal ha tenido un presupuesto fijo durante los últimos seis años por parte del Municipio de Cuenca, que es de USD 500 000 anuales. Está claro que con la actual crisis ese presupuesto se tendrá que ajustar y nosotros tendremos que pensar en un nuevo formato de bienal y en un nuevo modelo de producción. Espero que también exista ayuda económica de fuera del país. El Ministerio de Cultura tuvo un pronunciamiento pero hasta ahora no ha oficializado nada.
¿Cuál va a ser la propuesta para el nuevo modelo producción de la bienal?
Hay que tener claro que el mundo no está para megaproducciones, sin embargo eso no significa que no vayamos a tener una bienal de calidad. Hay que pensar en producciones más pequeñas, pero de igual potencia a nivel estético. Antes en las bienales se pensaba en gran formato. Ahora se tendrán que producir formatos con más apertura a lo local.
Con esta pandemia se ha incrementado la precariedad en todos los sectores, ¿cuál va a ser el papel que tendrán los artistas ecuatorianos en la bienal?
En este momento, los artistas ecuatorianos tienen que ser más recursivos de lo que ya han sido y trabajar con lo que tienen a la mano. Creo que esta pandemia es la oportunidad para ahondar en problemáticas locales y nacionales sin dejar de lado los metarrelatos. La presencia de los artistas ecuatorianos en las últimas ediciones ha sido importante. Cuando estuve en la dirección de la edición XII se otorgó, por primera vez, un ‘fee’ (honorarios) de residencia y producción del mismo rango a los artistas locales e internacionales.
¿Por qué a pesar de la crisis que vive el mundo es importante que se realice la Bienal de Cuenca?
Porque el arte sostiene a la humanidad. A lo largo de la historia se ha demostrado que después de las grandes crisis puede servir para sanar traumas. Durante esta pandemia el arte ha ayudado a que niños, adultos mayores y grupos en riesgo sigan soñando. Aunque suene a cliché, ha ayudado a que tengan esperanza en la posibilidad de un mundo mejor.
¿Cómo potenciar el trabajo educativo de la bienal en medio de esta crisis?
Uno de nuestros objetivos es acercar el arte contemporáneo a la gran audiencia y no solo a los especialistas. El arte es un derecho y un ejercicio para que las sociedades sean más saludables a varios niveles. Vamos a contar con el asesoramiento de Arteducarte, que es el programa que más experiencia tiene con escuelas públicas y que vincula el conocimiento de aula con el de
las obras de arte.