El 2016 fue el año de los ‘food trucks’ (camiones de comida) en Quito. Se volvieron tan populares que se podía encontrarlos por toda la ciudad. En el parqueadero del Centro Comercial Iñaquito había uno que vendía pepitos, sánduches rellenos de vegetales, carne y mucho queso, y arepas.
Entre las más populares para los comensales estaban la reina pepiada, la catira, la criolla, la pabellón y la peluda, una arepa con carne mechada y queso cheddar. La encargada de la preparación de estos manjares era Flora Urgelles, una migrante venezolana llena de carisma y creatividad.
Un día, un cliente ecuatoriano le pidió una arepa peluda, pero justo minutos antes se había acabado el queso cheddar. Después de mirar a su alrededor decidió improvisar y preparó una con queso manaba, así nació la arepa canosa.
Esos fueron los comienzos de Pepitos Grill, la ‘hueca’ de arepas más recomendada por los lectores de EL COMERCIO, en una encuesta que se publicó la semana pasada en la cuenta de Instagram.
Desde el 2019, Urgelles y su familia atienden desde la comodidad de uno de los dos locales que tienen en la ciudad; un negocio que también cuenta con una planta de procesamiento de alimentos y una sucursal en Guayaquil.
En este restaurante se puede encontrar arepas con rellenos para carnívoros, vegetarianos y hasta veganos. El secreto de su éxito -dice- está en la masa, que preparan con la tradicional harina PAN y mucha dedicación. Hay de dos tipos: asadas y fritas, todo depende del gusto del comensal.
Arepas con historia
A finales de los años 70, la Amazonas era conocida como el ‘tontódromo’; una avenida muy transitada llena de negocios y ventas informales. En la esquina que cruza con la calle La Niña estaba el puesto de arepas de Carlota Martín, ecuatoriana, y Ever Cuevas, colombiano de padre venezolano.
Martín recuerda que la más popular entre los comensales ecuatorianos era la que tenía relleno de carne mechada. Después de más de 40 años en el negocio y varias mudanzas, la sigue preparando en un pequeño local que funciona en la esquina de la avenida República y Mañosca.
La popularidad de Q’ricas Arepas de la Amazonas está en la variedad de rellenos. En total son 28, entre ellos mollejas de pollo, carne mechada, chicharrón, chorizo ambateño, fréjol negro, queso mozarela, ensalada de camarones, ensalada de pollo, queso fresco, pulpo, calamar e hígado.
A estos rellenos se suma la masa de la arepa que aquí es de morocho y está elaborada artesanalmente. Martín cuenta que antes las hacían con harina PAN. “Cuando la elaboraban en Venezuela tenía otro sabor. Hace algunos años decidí intentar con mi propia receta y creo que me ha ido bien”.
Para Cuevas, las arepas siempre han sido parte de su alimentación. Por años, su favorita era la que tenía relleno de carne mechada, pero ahora dice que el gusto le ha cambiado y que prefiere el relleno de ensalada de camarón. Al igual que la mayoría de comensales, la suele acompañar con una de las tres salsas que prepara Martín: verde, pico de gallo y ají criollo.
Arepas que se reinventan
Geraldine Mejías es una joven migrante venezolana. Ella es una de las dueñas de Papelón, un local especializado en arepas que abrió durante la pandemia y que está ubicado entre la calle Finlandia y Suecia, en el sector de La Carolina.
Al estilo de las taquerías tex-mex aquí el comensal puede escoger desde el tipo de masa: tradicional de harina PAN y una más ‘fit’ que tiene chía, linaza y avena; hasta los más de 20 ‘toppings’ y 100 combinaciones de arepas. “La idea -cuenta Mejías- es que la gente pueda armar la arepa a su gusto y pueda ponerle carne mechada, camarones en salsa blanca de la casa o carne de chancho”.
Entre las más populares están la xochimilco, que tiene carne molida, queso holandés, jalapeños, pico de gallo y guacamole; y la Nueva York que se la prepara con carne de cerdo y con ensalada de col.
Dentro de las preferidas, también está una de las arepas venezolanas más tradicionales: la pabellón criollo, que tiene carne mechada, queso maduro, maduros fritos y fréjol negro. Al igual que la mayoría de venezolanos, Mejías creció comiendo arepas. Para ella, una de sus favoritas es la que lleva queso con mantequilla.
Día Mundial de la Arepa
Los negocios dedicados a la venta de arepas en Quito se han incrementado en los últimos dos años. Solo en las recomendaciones que dieron los lectores de este Diario, en la encuesta de Instagram, se contabilizaron más de veinte lugares en toda la ciudad.
La popularidad de las arepas no es nueva. Los registros históricos revelan que la arepa es un plato de los pueblos originarios. Cuando los europeos llegaron a territorio venezolano se encontraron con todos los elementos para desgranar y moler el maíz, las vasijas para la masa y las planchas para cocinarlas sobre el fuego.
La palabra arepa está asociada al lenguaje cumanagota de los indígenas que habitaban el estado de Sucre. Desde hace 11 años, el segundo sábado de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Arepa, una iniciativa que todavía no es reconocida por la Unesco.