El Centro de Arte Contemporáneo (CAC), Quito, es el escenario de la muestra ‘Entornos Ficcionados para Realidades Complejas’ y del II Encuentro LabSurlab. En ellos, tecnología, ciencia, arte y comunidad se conjugan para presentar nuevas propuestas.
Para Iván Puig, participante de la exposición, el arte y tecnología han estado relacionados siempre, “pensemos en Leonardo Da Vinci, que inventaba máquinas y también pintaba”.
El artista mexicano presenta dos ideas en Labsurbal. La primera es ‘Líder de Opinión’, donde ocho maquetas, un circuito de cámaras y las noticias se convierten en un programa que es presentado dentro de una sala. Las imágenes se entremezclan y son utilizadas con diferente contenido, de manera continua. La segunda es ‘Selft 1’, en la que también está involucrado Andrés Padilla. Con este proyecto recorrieron 12 rutas de las vías férreas mexicanas y registraron el estado en que se encuentran a través de videos, fotos y en un libro. ‘Selft 1’ también realizará este estudio en Ecuador, desde el 25 de junio, para “encontrar las razones por la cuales se abandonó el uso del ferrocarril en Latinoamérica”, añade Puig.
Su compatriota Gilberto Esparza juega con la figura de una araña y la posibilidad de limpiar los ríos a través de ‘Plantas Nómadas’, en una suerte de convivencia entre lo natural y lo artificial. “Junto a un equipo de investigadores desarrollamos este equipo que busca aguas contaminadas, aprovecha la energía que hay en los residuos orgánicos y los convierte en electricidad, además biodegrada el agua para alimentar a las plantas sobre su estructura”.
En otra ala de la exhibición se encuentran las instalaciones del español José Manuel Berenguer. La luz y los circuitos son protagonistas de “Luci“. En ella el artista replica el comportamiento de las luciérnagas de Kuala Selangor (Malasia), en donde el parpadeo constante simula la discordancia y el orden de la sociedad. Asimismo presenta “Autofotóvoros”, que utiliza el movimiento robótico y el símil de las unidades como características de este trabajo.
‘Entornos Ficcionados para Realidades Complejas’ cierra con las creaciones de Gabriel Zea y Camilo Martínez. En la primera sala, un videojuego modificado es el protagonista. La interacción se produce cuando el jugador mata a un contrincante o recoge un artefacto, esa información es tuiteada. Para cerrar la exposición, este colectivo colombiano permite que el visitante interactúe con una máquina.
La muestra es parte del Proyecto Diferencial que proponen Juan Carlos León (curador) y el artista Pedro Cagigal, para fomentar un espacio donde el arte, la tecnología y la sociedad confluyan.
A la par se desarrolla, el encuentro entre los amantes de la tecnología que buscan una aplicación social. En este evento participan 60 invitados internacionales. La idea surgió en Medellín, el año pasado, y contó con el apoyo del Museo de Arte Moderno. En este II Encuentro se discute el principal concepto de comunidad: cultura compartida y libre. “Lo que importa es que la creación sea colectiva y que represente su entorno”, dice Daniel Vázquez, de la Asociación Alabs.
Esta comunidad está formada por laboratorios artísticos, tecnológicos y comunitarios en donde se mezclan las líneas electrónicas con circuitería, robótica o como una herramienta de comunicación al servicio de las personas. En LabSurlab también se propone el uso de licencias ‘copyleft’ y “la colaboración entre creadores”. En ambos espacios los países que participan son México, Colombia, España, Ecuador.