La contaminación que produce las colillas de cigarrillos

Parte de las colillas de cigarrillos que se botan al suelo terminan en el mar afectando la biodiversidad marina. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

Son millones las colillas de cigarros que acaban tiradas en el suelo cada año. Estos residuos no son biodegradables y acumulan elementos tóxicos que suponen un serio riesgo para la fauna.
En Australia, por ejemplo, se ha calculado que el 50% de los cigarrillos consumidos se fuma en el exterior, y de estos el 59% se tira al suelo en vez de en un cenicero o una papelera. Para tener una estimación prudente, supondría que acaban en el suelo unas 4 000 millones de colillas.
¿Qué sucede con estos filtros, a dónde van a parar? Además de que este residuo ensucia las calles, la lluvia los arrastra hasta cursos fluviales, llegando a las costas y campos. A pesar de su apariencia los filtros no son biodegradables, están fabricados con acetato de celulosa, que tarda más de cien años en degradarse de forma natural.
Pero el problema básico no radica en el tiempo que perduran estos residuos, sino en la toxicidad que acumulan. El filtro de las colillas está diseñado para acumular los componentes del tabaco, incluidos los químicos más nocivos, que son liberados en contacto con el agua.
Por lo tanto cuando llegan a los ríos o incluso al mar, sueltan estas sustancias, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad.
Al respecto, la Universidad de Longwood (Estados Unidos) realizó un estudio sobre el efecto de los elementos liberados de colillas sobre la pulga de agua, crustáceo base de la cadena alimenticia en ecosistemas de agua dulce.
Para concentraciones de menos de 0,125 colillas por litro, las pulgas de agua mueren en menos de 48 horas. Una colilla provoca la contaminación de ocho litros de agua.
Otros impactos provocados por colillas no son menos preocupantes:
• Las colillas son también una de las causas de los incendios forestales que tanto daño ocasionan a nuestra superficie forestal.
• Pueden ser ingeridas accidentalmente por niños pequeños. Y además han sido encontradas en los estómagos de diferentes especies, aves, tortugas y otras especies marinas. Recientemente, en Barcelona, una familia denunció la existencia de una colilla en un calamar fresco que habían adquirido en el mercado, y que se disponían a cocinar para la cena.
• La basura que provocan las colillas en las calles, supone grandes costes de limpieza, además de un impacto visual. En el Ecuador, las colillas representan el 26% de la basura que se recoge en las playas.