La nueva imagen ha cautivado a todo el mundo, asevera Oswaldo Orbe, director general de la Biblioteca.
Los alumnos corroboran esta afirmación. Luis Andrade y Belén Espinosa, que estudian en el tercer semestre de medicina, dicen al unísono que aprecian la nueva distribución espacial, la iluminación natural y los servicios.
María José Mesías, de sexto nivel de lingüística, resalta la distribución espacial. Más parco, Nicolás Jaramillo, de quinto semestre de psicología, sentencia: está chévere, la iluminación es todo.
¿Cómo hizo el arquitecto Calle para transformar 6 375 m² de vieja arquitectura en un volumen armónico, funcional y estético como la nueva ‘biblio’?
Primero, derrocó la terraza del último piso y la alivianó. En ese trabajo se bajaron 170 toneladas de peso. Luego, levantó la quinta planta, que está cubierta por una estructura de metal y vidrio. Allí funcionan las disertaciones de tesis, la musicoteca, la cinemateca y el museo del libro.
También realizó una ampliación en metal y vidrio en el lado oriental. Allí funciona La Galería, un área más informal cuyo mobiliario va a tono: hay sofás y sillas verdes, rojos, tomates…
Cambió, asimismo, las viejas ventanas angostas y cubiertas con tol por otras amplias de aluminio y vidrio antirreflejo. Pintó de rojo y pastel la escalera de caracol que es referencial del lugar.
Por último, ubicó las estanterías de los libros en el centro de los ambientes, para mejorar la estabilidad y la sismorresistencia.