La edificación, de 2 200 m² de superficie, mostraba algunos problemas estructurales originados, fundamentalmente, por movimientos sísmicos, humedad, falta de mantenimiento y por su disposición arquitectónica.
No hay que olvidar, explica Patricio Chacón, que esta estaba conformada por ampliaciones realizadas en varias etapas y utilizando diversos materiales, desde el hormigón hasta el ladrillo.
Estos, al unirse con el adobe, ocasionaron comportamientos diversos como respuestas a movimientos sísmicos.
Por eso, explica el fiscalizador, Ing. Pablo Castro, se detectaron fisuras y grietas en algunos sectores. Fallas que, por razones estéticas, fueron tapadas por enlucidos y pinturas, efectos que se notaron más en las claves de los arcos de ventanas, puertas y, en especial, a nivel de la terraza.
La terraza fue construida con una losa maciza que, al parecer, tuvo varias intervenciones, tanto en su conformación como para impermeabilizarla.
La disposición de colectores y bajantes de agua lluvia en los muros produjo humedades en las mamposterías debido a su mal estado, por rotura y taponamientos.
Los pisos de madera de las dos plantas, por el uso, la humedad y la falta de mantenimiento se encontraban en mal estado. En algunos casos estaban podridos.
Los cielos rasos de latón decorado, carrizo y yeso, en cambio, estaban en buenas condiciones. La carpintería de madera, puertas y ventanas está deteriorada.
Los pisos de los salones tenían un mantenimiento desigual. El de madera, que tiene un diseño especial, estaba apolillado; el de mármol, en cambio en buen estado de conservación.
En ese estado encontró el IMP al valioso inmueble en el momento de empezar la intervención. Hoy, luego de 10 meses de labores por parte de 10 técnicos y 60 obreros y de una inversión cercana a los USD 800 000, el palacio neoclásico está en plenitud.
¿Cuáles son los trabajos que ejecutaron los técnicos del IMP para ponerlo otra vez a punto?
Primero hay que puntualizar que la intervención respetó las características arquitectónicas de la edificación, por tratarse de un importante testimonio cultural.
En la terraza se realizó la impermeabilización elástica a base de acrílicos y poliéster, de impermeabilizantes de última generación. Los bajantes de agua lluvia fueron cambiados y reubicados en sitios estratégicos y efectivos para la evacuación rápida y el fácil control de las fugas de agua.
Se cambiaron los pisos de madera en su totalidad, mientras que los durmientes (vigas) previa prospección fueron reutilizados. Su curado (tratamiento) se realizó en el mismo lugar.
También se nivelaron para recibir la tabla tríplex que sirvieron como base de asentamiento del nuevo entablado de duela que, con la construcción de cámaras de ventilación perimetral, garantiza su duración.
El piso decorativo del salón fue sometido a escogimiento y diagnóstico mediante anastilosis. Mediante esta técnica se desecharon los inservibles y se conservaron y trataron los que había como.
Los pisos de baldosa del subsuelo, por su buen estado de conservación, tan solo fueron emporados y abrillantados. Además, se adecuaron una nueva batería sanitaria y un moderno sistema de iluminación, voz y datos.
Finalmente, la pintura de interiores y exteriores fue realizada respetando los colores originales.