Cualquier tipo de vivienda, sea una casa o un edificio, no se cae o se deteriora porque sí. El agua y la temperatura son factores que inciden directamente en la calidad y comportamiento físico de los materiales de construcción.Junto al vapor de agua en el interior de los ambientes y dentro de los materiales, estos no respetan la ley de la gravedad. La temperatura y el vapor de agua migran en el muro desde una cara a otra de la pared, siempre desde donde la temperatura es mayor hacia donde esta es menor.
En algún punto de esa trayectoria, al encontrar un plano frío, se producirá condensación.
El resultado de este proceso, dice el arquitecto Xavier Mena, pueden verse ‘colonias’ de hongos, bacterias, agua líquida, ampollas en la pintura… Y es que si bien los pisos y las cubiertas son los elementos que más sufren el embate de la humedad; los muros y las paredes también son vulnerables a estos agentes.
Se pueden determinar ocho problemas comunes que afectan a una vivienda, dice el ingeniero Diego Carrión. Estos son: humedad interior, humedad capilar, pérdida de pintura, hongos, fisuras, fallas estructurales, asentamientos y hundimientos.
Las manchas de humedad son el karma de los arquitectos. Cuando aparecen, el reto es saber de dónde y cómo se produjeron. La causa de una filtración es siempre una discontinuidad en el muro: orificio, fisura o grieta.
Desde allí se transmite el agua a la capa impermeable o a una superficie externa muy absorbente. El 90% de estos líos solo es consecuencia de problemas en el revocado. Lo que queda por hacer es, según Carrión, “coger las fallas”; es decir, reparar esas fisuras para que no sigan creciendo en largo y profundidad.
El agua afecta de diversas formas. “Por ejemplo, al penetrar en las construcciones da lugar a procesos de tipo biológico y químico, que finalmente pueden desencadenar en fisuras, pérdida de capacidad estructural, fractura o desprendimiento de elementos constructivos”.
Santiago Rosero, de Pintuco, explica que las eflorescencias son manchas blanquecinas que se producen porque el agua arrastra una gran cantidad de sales que contienen los materiales de construcción. Los lleva desde las caras interiores a la superficie exterior. “Los líos más graves suelen estar, especialmente, en los primeros pisos de las viviendas”.
Las manchas negras están formadas por colonias de hongos, producidas por esporas que flotan en el aire y se concentran en sectores propicios para su crecimiento. Esto es en las zonas frías de las paredes y techos en lugares poco ventilados, cuenta Alejandro Moreta, de Expocolor.
Otro de los inconvenientes en las estructuras de una casa tiene que ver con las averías en partes como cubiertas y losas que, a corto o largo plazos, ocasionan filtraciones, goteras y humedad.
Eso significa incomodidades para sus habitantes. Por tanto es necesario dar un mantenimiento periódico a las cubiertas, nuevas o viejas, metálicas o losas de concreto. Las filtraciones en estas pueden resultar costosas y siempre conducen a un deterioro estructural, dice Carrión.
Santiago Montalvo, de Sika, agrega que la salinidad que está en los materiales de construcción, que al mezclarse con el agua forma eflorescencias similares a un algodón, es una de las causantes de que la pintura de las paredes se reviente.
Las fallas estructurales, los asentamientos y hundimientos se producen, en la mayoría de casos, por dos factores: mal uso de los sistemas constructivos y un mal análisis del suelo. Son problemas de difícil solución y precisan de mucho dinero.
Levantar una casa sobre un terreno aluvial o que tiene exceso de agua trae consigo otro inconveniente que es la humedad capilar. Esta es muy difícil de controlar, y acabar totalmente.