Las platinas y varillas cuadradas, con la ayuda de una suelda eléctrica y un toque de pintura, se transforman en elegantes piezas de cerrajería artística.
Los diseños de portones, pasamanos y rejas de hierro, que decoran muchas casas de Ibarra, se forjan a golpes en las manos del maestro Camilo Mena.
El taller Metálicas Mena, ubicado en el tradicional barrio de Santo Domingo, es uno de los 10 sitios en la capital imbabureña que aún se dedican a ese arte
Según Mena, la cerrajería artística incluye la forja, moldura, decoración y detalles minuciosos. En cambio, en la cerrajería lineal sobresalen cuadrados, redondos y triángulos. El maestro explica que en este oficio son claves el repujado y la soldadura de las piezas. Esas se hacen con enganches de platina decorativa.
Para Mena se trata de reproducir lo que se hacía antes, pero ahora, la suelda eléctrica permite un mejor acabado.
Según Luis Garzón, quien cerró la cerrajería hace una década, en el proceso empleaban una soldadura al calor. Es decir, el material llega a un estado donde puede fundirse con otro. Para Garzón al unirse los dos materiales se hacían uno sólo, al que se podía moldear con golpes de martillo.
Pero ahora esas piezas son creadas como todo como un rompecabezas. Mena, con facilidad saca simetrías, mitades y distribuye espacios. Pero primero dibuja un bosquejo, cada vez hay diferentes diseños para incentivar su creatividad.
El ‘maestro’ proporciona las medidas exactas para que uno de los seis obreros que laboran en el sitio aplique al pie de la letra el proceso.
“Todo el que llega a trabajar en este taller aprenden de este arte que nos permite subsistir”.
Su trabajo está en otros lados del país. Por ejemplo su última obra, un cerramiento de 40 metros lineales, decora el edificio de la UNE, en Shushufindi, provincia de Sucumbíos.
El precio se establece según el diseño y los metros lineales. En un pasamano artístico preforjado el metro lineal oscila entre USD 75 y 120. Hay otras combinaciones que se hacen con bujes, hojas, modulares, madera, metal y vidrio. Un metro demanda media jornada de trabajo.
Para el constructor Patricio Cárdenas la aplicación de estos modelos depende de cada cliente. Aunque reconoce que este arte tiene acogida entre los ciudadanos ibarreños a pesar de tener un costo mayor.