Una informática de Google realiza un mantenimiento a uno de los servidores de la compañía. Foto: Cortesía Google.
Para muchos, PageRank no es más que una palabra en inglés que nos remite a la ‘popularidad’ que tiene una página web. Sin embargo, este algoritmo fue el que cambió definitivamente la forma en la cual las personas buscan y encuentran contenidos a través de los millones de páginas que pululan en la Internet.
Detrás de todo el proceso de Page Rank estuvieron Serguéi Brin y Larry Page, creadores de Google. Para entender este mecanismo hay que volver hasta mediados de la década de 1990. Hasta ese entonces, la única manera de encontrar el link de una página web era que otra ya la haya publicado en su espacio. Así, a manera de un diccionario o una enciclopedia, el usuario accedía a la información si otra web ya la había dado a conocer.
Con su algoritmo, Google cambió las reglas del juego. A finales de la década de 1990, su buscador ofrecía información relevante sobre determinado tema o sitio web con base en la siguiente dinámica: el sistema ponía un valor X a cada una de las páginas con relación a las veces en que esta era mencionada por otros sitios y el rebote que había dentro de la misma. Así, en su pantalla el usuario veía, de mayor a menor importancia, resultados sobre su consulta. Y esto ya supuso un giro en la manera de acceder a los contenidos de las webs.
Con el paso de los años, a ese algoritmo se han ido sumando otros que han perfeccionado la búsqueda. Se comenzó a indexar toda la información en la web, se descartaron los sitios duplicados, se bajó del ranking a los que estaban llenos de publicidad, se posicionó a los que llevaban al usuario a otros sitios de interés, se desarrolló la búsqueda semántica… En fin, se creó un entorno en el cual la información escala posiciones no solo por su popularidad, sino también por lo que ofrece a los usuarios.
Un modelo de negocios
Pero la estrategia de Google no solo ha sido ofrecer acceso a la información. Como parte de ella, el buscador se convirtió en una compañía que desarrollaba productos y servicios ajustados a las distintas necesidades de los usuarios.
En un principio salió AdWord, una división especializada en mostrar publicidad a los usuarios de Google con base en sus búsquedas. Luego aparecerían otras herramientas como la barra Google, Maps, Chrome, Gmail, Android, Google Assitant, etc., hasta incluso llegar a comprar a uno de sus principales competidores, YouTube, con la finalidad de crear un entorno integral para su público.
Al momento son casi 50 productos que incluyen, además de su software, soluciones empresariales, dispositivos electrónicos y servicios de inteligencia artificial, todos estos ahora desarrollados por Alphabet, la compañía matriz, generando ingresos por USD111 855 millones en el 2017 y colocando a esta empresa como la cuarta más valiosa del mundo, por un valor de USD 739 000 millones (a mayo del 2018).
Un mercado en disputa
La expansión de Google también ha sido su condena. En Europa y Estados Unidos, la compañía enfrenta demandas relacionadas con dar prioridad a los contenidos de sus anunciantes, problemas con el derecho al olvido, violación de la privacidad de sus usuarios, acoso y discriminación a sus empleados, entre otros. Una muestra fue la multa de USD 5 000 millones que le impuso la Unión Europea por prácticas ilegales en Android.
El mayor reto que ahora se le plantea, según Alberto Cevallos, abogado especialista en regulación europea, es respetar la Directiva sobre Derechos de Autor en el Mercado Único Digital. Esta normativa, cuya votación final será en enero, obligará a Google a verificar la procedencia de los artículos y desarrollar un sistema de inteligencia artificial que realice censura previa a contenidos con ‘copyright’.
Así, en plena época de viralización de contenidos, YouTube ya no podrá acoger videos en los que no esté clara la procedencia de su autor.