La actriz griega Irene Papas ha fallecido este miércoles 14 de septiembre a los 96 años, según anunció el Ministerio de Cultura heleno. Durante su carrera de más de 50 años se dedicó tanto al cine como al teatro, en el que sus importantes roles la consagraron internacionalmente como la “gran dama del teatro griego”, además de convertirse en el símbolo heleno de belleza y de la cultura mediterránea.
Papas nació en 1926 en una aldea cerca de Corinto, aunque su familia se mudó a Atenas cuando tenía siete años, y a los 15 comenzó su carrera como actriz radiofónica, cantante y bailarina. Contemporánea de Melina Mercouri, otra actriz griega mítica, estudió teatro en Atenas y participó en montajes de obras clásicas, muchas de las cuales fueron adaptadas años después a la gran pantalla por Michael Cacoyannis.
Esto ocurrió a partir de los años 50 y entonces encarnó a heroínas griegas como Antígona (1961), Electra (1962) o Las troyanas (1971), esta última cinta junto a Vanessa Redgrave y Katherine Hepburn.
Éxito internacional
Sin embargo, su fama no fue catapultada al panorama internacional hasta su desempeño en ‘Los cañones de Navarone’ (‘The Guns of Navarone’, 1961), la propia ‘Electra’ (1962) y ‘Zorba, el griego’ (‘Alexis Zorbas’, 1964), que fueron nominadas a los Premios Oscar.
En la primera de las cintas nombradas, trabajó junto a grandes de la pantalla como Gregory Peck, David Niven y Anthony Quinn. En ‘Zorba’, repitió la actuación junto al méxico-americano Quinn, en una cinta que se ha convertido en un filme de culto y trajo fama para sus protagonistas.
Avatares políticos
Pero la fama no le salvó del exilio. En 1967 comenzó en Grecia una dictadura militar que la actriz rechazaba, razón por la que se marchó primero a Italia y después a Nueva York junto a otros artistas. Durante su exilio tanto en Roma como en Hollywood, continuó su trabajo como actriz, y colaboró con directores como Franco Zeffirelli, Franco Rossi o su coterráneo Costas Gavras.
Incluso llegó a tener una relación amorosa con el célebre actor Marlon Brando y, tras su muerte, la actriz confesó que fue el amor de su vida. Tras la caída de la junta militar en 1974, Irenes Papas pudo regresar a su país, y en 1995 fue condecorada con la insignia de la Orden del Fénix, que le otorgó el entonces presidente de la República Helénica, Kostís Stefanópulos.
En el año 2018 anunció que llevaba sufriendo alzhéimer durante cinco años. La actriz griega participó en más de 70 películas, las que le otorgaron un gran prestigio en el mundo del cine y del teatro.
Relación con España
Diario El País recordaba ayer que Papas mantuvo una estrecha relación con España. Una de las muchas noches memorables de su vida la pasó en Extremadura el 3 de julio de 1987.
Fue en el Teatro Romano de Mérida, donde participó en la inauguración de la XXIII edición del Festival de Teatro Clásico Grecolatino, que dirigía entonces José Monleón, con el recital Poesía en el canto, protagonizado en solitario por la actriz griega, únicamente acompañada por pianista.
La artista armó un bellísimo espectáculo con fragmentos de obras clásicas como Las troyanas o Medea y textos de poetas contemporáneos como Kavafis. Fue la noche -recordó el rotativo- con la que Irene Papas se inició como mujer de teatro en España y a donde volvió más veces.
En 1992 encarnó a Medea bajo la dirección de Núria Espert durante la olimpiada cultural de los Juegos de 1992 en Barcelona. En 2001 participó en una versión de Las troyanas con La Fura dels Baus en Sagunto, donde fundó una escuela de teatro que compaginó junto a las que regentaba en Roma y Atenas.
También fue nombrada directora artística de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, pero su contrato fue rescindido en 2005, antes de lo acordado, por lo que posteriormente la actriz reclamó a la Generalitat el pago del contrato completo.